Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un escabeche de bonito con arroz blanco, rocotito y, para la sed, un refresco de maracuyá. “María, los días de elecciones son los más agitados para los periodistas. Las noticias son incesantes y debemos correr durante toda la jornada.
Ayer no fue la excepción y terminé agotado, pero contento por el deber cumplido. El nuevo presidente saldrá tras la segunda vuelta y los retos que le esperan son enormes en lucha contra la corrupción, la pandemia y la terrible delincuencia, además de reactivar la economía. Por eso digo que la labor será titánica.
La corrupción es un cáncer que gangrena a nuestro país desde hace siglos y parece haber aumentado en los últimos tiempos. El pueblo está harto de los políticos porque sienten que solo buscan llegar a los más altos cargos para hacerse ricos de manera rápida, sin importarles el daño que hagan a los demás.
Miles de millones de soles pierde el país por los arreglos bajo la mesa. ¡Tanto dinero robado que podría servir para hacer mejores colegios y hospitales! Deben darse nuevas leyes que castiguen con más dureza a los rateros de saco y corbata, a quienes se debe meter a la cárcel y hacer que devuelvan todo lo que robaron, aparte de los daños y perjuicios.
La pandemia del maldito virus que está matando a miles de peruanos también debe ser enfrentada con mayor energía, decisión e inteligencia. Literalmente es de vida o muerte traer vacunas seguras y efectivas cuanto antes.
Países como Canadá tienen hasta nueve veces más vacunas que su población, así que se podría conversar con ese y otros gobiernos para que nos den sus dosis, con cargo a devolverlas en cuanto recibamos las que ya se han comprado, pero que los laboratorios tardarán en entregar.
Además, hay que fortalecer de inmediato las postas y centros de salud con más y mejores equipos para atender a los enfermos con el virus. También hay que comprar millones de mascarillas KN95 y oxímetros para entregarlos gratis a los más pobres. La adquisición del oxígeno debe ser mejorada.
Otra epidemia que desangra al país es la delincuencia que enluta a miles de familias a punta de balazos. Se deben destinar más recursos para la policía y el sistema de justicia, construir más cárceles en lugares apartados y expulsar a todo extranjero que delinca. Si vuelve al país, encerrarlo por largos años.
Y mejorar la economía es clave para comenzar a resolver los demás problemas, porque sin plata no se hace nada. Hay que crear riqueza, atraer inversiones, el mismo Estado debe invertir para tener más fuentes de trabajo.
No podemos darnos el lujo de temerle a la minería, pues genera miles de millones. Pero se debe respetar el medio ambiente y a los trabajadores, además de tributar lo justo. Debe invertirse más en apoyar a los agricultores que están olvidados”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.