El fotógrafo Gary se apareció en el restaurante por su cebichito de doncella y un arrocito con mariscos. También se pidió una jarra de chicha morada. “María, llegué temprano a la Redacción y me encontré con el legendario periodista de Policiales, ‘El Sonámbulo’. Estaba esperando que lleguen sus alumnos de la universidad para darles unas charlas como todas las semanas. ‘Esta vez no les voy a hablar exclusivamente de casos policiales o literatura policial. Les voy a hablar de algunos libros que deben tener en su cabecera. Libros de distintos temas, pero que les van a ayudar a abrir su mente, su imaginación y sus corazones’, me dijo.
Al llegar los alumnos, en medio del sepulcral silencio, el maestro leyó el título de los libros elegidos y comenzó con la charla que aquí te la resumo, María.
- LA METAMORFOSIS, de Franz Kafka. El escritor checoslovaco nos presenta una historia increíble. Gregorio Samsa, el protagonista, es una agente viajero que una mañana se despierta y se da cuenta que se ha convertido en una gigantesca cucaracha. Esta transformación trastoca también sus costumbres y las relaciones con su familia. En su caso, con sus padres y hermana.
La obra es dramática. Samsa, como un gigantesco insecto, poco a poco comienza a sentir el desprecio y el asco de sus seres queridos. El universo kafkiano está plagado de eso, opresión, situaciones límite e inverosímiles. Eso reflejaba la infancia dura del escritor, al tener un padre tirano, que lo fustigó tanto, que las obras de Kafka recién se publicaron después de muerto. Por eso, en ‘Cartas a mi padre’, el escritor ajusta cuentas con este mal progenitor. Si quieren ingresar al reino del absurdo, no pueden dejar de leer a Kafka.
- CRÓNICAS Y REPORTAJES, de Gabriel García Márquez. Antes de convertirse en el laureado novelista de la extraordinaria ‘Cien años de soledad’, que lo catapultó como el mejor integrante del llamado ‘boom de la literatura latinoamericana’, ‘Gabo’ ejerció el periodismo escrito. Hizo crónicas y reportajes para el diario ‘El Espectador’ de Bogotá. En esos tiempos, cuando no había televisión, los reportajes periodísticos eran lo que más impactaba en la opinión pública y los periódicos lanzaban los informes por entregas diarias.
El joven ‘Gabo’ armaba reportajes de las historias más increíbles. Pueblos como ‘La Sierpe’, donde existían brujos con poderes sobrenaturales. Un alud que sepultó un barrio de Medellín y mató a decenas de pobladores. Historias increíbles, cotidianas, pero bajo la mirada y la palabra de García Márquez se convierten en hermosos o desgarradores relatos.
Hay demasiada magia para creer que todo lo que narra el joven ‘Gabo’ es verdad. Claro, si lo lees hoy cuando sabes que fue un extraordinario novelista. Pero en 1954 las multitudes devoraban sus crónicas y asentían como si las imágenes mágicas de García Márquez fueran verdades bíblicas. Al terminar la charla, los alumnos volaron al jirón Quilca para buscar los libros, María”. Pucha, ese señor ‘El Sonámbulo’ es un verdadero maestro. Me voy, cuídense.