'Cigarrito' al lado de su fiel Máquina de escribir.
'Cigarrito' al lado de su fiel Máquina de escribir.

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un rico lomo saltado montado con huevo frito, arroz blanco, rocotito molido y una jarra de agüita de piña al tiempo. “María, vino a buscarme al diario después de mucho tiempo el veterano periodista de política ‘Cigarrito’. Como siempre, se apareció desafiante y prendió un cigarrillo sacándose la mascarilla, por lo que el vigilante lo mandó a fumar a la calle.

‘Gary, hermanito, añoro los tiempos cuando en la Redacción los periodistas fumaban todo el día mientras escribían sus notas. Después, el inmenso y rubio director, a aquellos que le traían las ‘pepas’ les regalaba su cajetilla roja de Marlboro y compraba whisky. Ahora aquí hay menos ruido que en la sala UCI del Rebagliati. Si resucitara el gran periodista Cristian Vallejo y se mandara una de sus estentóreas carcajadas, a algunos les daría un infarto...’.

‘Cigarrito’ no se acostumbra a las nuevas redacciones. Mi amigo llegó a Lima por trabajo para las elecciones. ‘Gary, por fin reconocieron mi trabajo de veterano periodista político de varios lustros. No olvides que era engreído de dos presidentes y tomaba pisco y almorzaba en Palacio.

‘Cigarrito’ no estaba muerto, ¡¡estaba de parranda!!. En verdad, mi amigo fue un gran periodista político y en tiempos en que no había celulares y mandaba sus primicias al diario por fax desde cualquier lugar. Lamentablemente el añejo colega, que era tan flaco como un cigarrillo, se le veía igual de frente que de perfil y no tenía trasero, comenzó a dedicarse a la mala vida.

Se enamoró de una meretriz de ‘La Sirena’, un antro del jirón Cailloma, que le exprimía todo su sueldo. Además, pasó de la cerveza a dudosos aguardientes de caña, se acostaba al alba y no llegaba a las comisiones. Por eso perdió varias chambas hasta que se vio obligado a exiliarse en la selva.

‘Gary, tengo una cartera de clientes, perdón, candidatos, a los que voy a asesorar para que lleguen al Congreso. La mayoría son ilustres desconocidos y la labor será ardua. Todos me dicen que no tienen plata, pero no soy sonso, las reuniones de trabajo las programo en cebicherías, locales de parrillas donde no faltan las chelas y el vino.

Yo les he dicho que tendremos sesiones todos los días, así me aseguro almuerzos y cenas hasta abril. Pero si por un milagro alguno llega a congresista, ya les hice firmar un documento donde se comprometen a contratarme como asesor”. ‘Cigarrito’ no escarmienta y sigue comportándose chueco, como antaño”. Pucha, ese señor ya está viejo y no puede con su genio. Me voy, cuídense.



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