(Foto: Referencial/GEC)
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El fotógrafo Gary llegó al restaurante por su tallarín saltado con lomo en trozos y una jarrita de limonada frozen. “María, llegué temprano a la Redacción porque mi colega ‘Barney’ estaba de descanso y me encontré con el legendario periodista de policiales, el ‘Sonámbulo’.

Es el único cronista que ha trabajado toda su vida en horario de madrugada. Estaba vestido con su clásico gabán gris, mismo Humphrey Bogart cuando hacía del detective privado Philip Marlowe, en las películas basadas en las novelas negras del escritor Raymond Chandler.

María, cuando venga con el Sonámbulo, ni se te ocurra traerle un bistec a la inglesa, una gelatina de fresa, o una copa de vino tinto, pues le da náuseas. Odia todo lo relacionado con sangre porque siempre cubrió policiales y vio cientos de terribles asesinatos.

Hablaba por teléfono y gritaba: ¡Esto no puede ser! Gary, acabo de llamar a mi amigo el general. El excelente policía al que conocí cuando era alférez en la picante comisaría de Playa Rímac.

‘Sonámbulo, el golpe que el gobierno transitorio le hace a la Policía puede traer funestas consecuencias. Amigo, tú sabes que provengo de una familia de policías.

Mi padre puso el pecho en el famoso paro policial de 1975, donde se inmolaron muchos policías que solo reclamaron mejoras salariales. Esa fue la peor jornada de saqueos en el centro de Lima, que dejó decenas de muertos entre los delincuentes.

Pero un paro policial en estas circunstancias, con emporios como Mesa Redonda, Gamarra, Las Malvinas, que no existían en ese tiempo y que cuentan con personal de seguridad armado, significaría una carnicería y más muertos que en los saqueos de 1975.

Amigazo, ¿cuál es el argumento del ministro del Interior? ‘Que la cúpula policial está corrupta’. Ese es un análisis simplón. Quince generales y tres tenientes generales que estaban encima del ‘elegido’ por el ministro para que ocupara la comandancia general de la Policía, César Cervantes, no pueden ser deshonestos.

Fue un insulto que a los 18 que por escalafón les correspondía ser los jefes de la Policía se les descalificara por ‘sospechas de corrupción’.

Sonámbulo, no lo digo yo, lo dice el respetado periodista Gustavo Gorriti. ‘Allí -dijo- hay generales intachables y honestos, no se les debió dar de baja’. ¿Quién les devuelve las honras manchadas?

Tú y yo conocemos quién es el enemigo de la Policía Nacional, la maldita delincuencia. Alguno de estos buenos policías llegó a combatir contra el maldito Sendero, no se puede fácilmente manchar hojas de vida’”. Pucha, lo que le dice el general al señor Sonámbulo es verdad. Me voy, cuídense.


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