Mi amigo, el gigantón redactor ‘Barney’, llegó al restaurante por su cebichito de entrada y un pescado frito con arroz blanco graneadito y ensalada fresca. Para calmar la sed, se pidió una chicha morada fresquecita.
“María -me dijo-, fui a la Redacción tempranito y me encontré con el tremendo redactor de policiales, ‘El Sonámbulo’. Estaba preparando una clase magistral, de esas que no se enseñan en las universidades ‘truchas’.
‘Barney, hoy hablaré con los jóvenes sobre cómo se debe trabajar cuando tienes el honor de que tu periódico te mande a una comisión en el extranjero. Recuerdo que el inmenso y rubio director me dijo:
‘Sonámbulo, Cigarrito se muere por ir a Colombia para esta comisión, pero es débil con las mujeres y en ese país se va a loquear. García Márquez presenta su libro. Anda, recorre mundo...’.
María, la presentación era en Cartagena de Indias. Una ciudad hermosa, amurallada, donde Gabo tenía su residencia. En el centro de la ciudad, donde hay extraordinarias estatuas de las ‘gordas’ de Botero, me encontré con cien periodistas de todas partes del mundo que habían llegado para asistir a la presentación de la nueva obra de Gabo, llamada ‘Noticia de un secuestro’.
La leí de un porrazo en el hotel cinco estrellas con playa privada que me pagó el periódico. El tema era impresionante. La década de los ochenta e inicios de los noventa fue traumática para Colombia.
Los secuestros comenzaron a proliferar. Inicialmente plagiaban los grupos guerrilleros por dinero, luego los cárteles de la droga, como el de Medellín, de Pablo Escobar, para evitar la extradición a Estados Unidos. Los secuestros duraban meses y significaban una pesadilla no solo para el secuestrado, sino sobre todo para la familia.
A pedido de los padres de una joven plagiada, quienes le solicitaron a Gabo que escriba su historia y todas las penurias que sufrieron para lograr que saliera viva -dos víctimas de secuestro murieron, una fue la periodista Diana Turbay, hija de un expresidente de Colombia-, el escritor nacido en Aracataca hizo ese libro con toda su magia y maestría para tocar un tema tan desgarrador.
Todos los personajes son reales. El siniestro Pablo Escobar, el principal secuestrador, el presidente César Gaviria, Diana Turbay y su madre, quien presionaba al gobierno para que acepte las condiciones del ‘Patrón’.
Se dice que García Márquez llegó a conversar con Escobar en la clandestinidad, pero el escritor nunca confirmó esa versión. El libro tiene su sello’”. Pucha, ese señor ‘Sonámbulo’ es un verdadero maestro. Me voy, cuídense.