Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un escabeche de bonito con arrocito blanco, aceituna, huevito duro y para la sed una limonada fresquita. “María, Miguelito Barraza es uno de los mejores cómicos del Perú y con su chispa ha hecho reír a generaciones enteras. Pero también es un humano y está atravesando, junto a su familia, tristes momentos por la adicción a las drogas de su hijo Roberto.
Me dolió ver al ‘Chato’ en el programa de Andrea, hablando de su desgracia y pidiendo ayuda para su engreído. Contó que el muchacho comenzó teniendo malas juntas, luego pasó a consumir marihuana y después sustancias más fuertes como la cocaína, pasta básica y actualmente el crack, mucho más adictivo y destructivo que las anteriores, ya que en poco tiempo puede convertir a una persona en un guiñapo, en un despojo humano, pues destroza el cuerpo y el cerebro.
El consumo de alucinógenos es una verdadera maldición no solo para el adicto, también para su familia, como bien saben Miguelito Barraza y miles de peruanos que han visto destruidos sus hogares. Por eso reniego cuando recuerdo al congresista Daniel Olivares y a Julio Guzmán conversando en un video, como si hablaran del clima, de que el primero es consumidor de marihuana ‘de toda la vida’ y de que fumó con sus padres y tíos.
Lo comentaban risueños. Creo que desde ahí empezó la caída en picada del candidato del Partido Morado. Los padres tenemos la obligación de evitar que nuestros hijos caigan en las garras de las adicciones.
- Dale tiempo a tus hijos. No creas que alimentarlos, mandarlos al colegio y vestirlos es suficiente. Es fundamental estar a su lado, ayudarlos con las tareas, conversar con ellos de su día a día, de sus sueños y temores. Hay que guiarlos cuando necesiten ayuda. Los hijos deben saber que de verdad importan a sus padres.
- Habla con ellos de las drogas. De primera, se debe dejar bien claro que ninguna droga es inofensiva. Hay irresponsables que se empeñan en afirmar que la marihuana no hace daño. A ver, que esos consumidores dejen de fumar un mes, una semana, a ver si pueden. Seguro que se vuelven loquitos de angustia. Además, la marihuana muchas veces es la puerta de entrada para otras más adictivas, como el crack o el LSD.
- Fomenta la práctica del deporte. Un muchacho que crece haciendo deporte, con disciplina, difícilmente caerá en drogas. El verdadero deportista respeta su cuerpo y sabe que sustancias extrañas pueden arruinarlo”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.