Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su sudado de cabrilla con arrocito, limón y rocotito en rodajas. Para calmar la sed pidió una limonada frozen. “María, se hizo justicia con la familia del turista argentino, de 25 años, quien en el año 2013 fue detenido por la policía y el serenazgo de Miraflores a la salida de un grifo y nunca más apareció.

Hasta hoy el lugar donde está su cuerpo es un misterio. Ahora acaban de condenar a los culpables de su desaparición. La trágica historia felizmente quedó grabada en una cámara de videovigilancia del grifo, donde se ve al policía y a los serenos deteniendo al argentino que evidentemente estaba fuera de sí.

Busqué al gran periodista de policiales, ‘El Sonámbulo’, quien cubrió el caso. ‘Amigo Gary, Bruno efectivamente fue detenido por la policía y el serenazgo. Estaba como ‘loquito’, pero no drogado. No era ningún delincuente, sino un estudiante que sufría de esquizofrenia y que en Perú fue asaltado y le robaron su mochila, donde estaban sus medicamentos contra esa terrible enfermedad mental.

Por eso, sin medicación, los esquizofrénicos son a veces difíciles de controlar, como lo explicó su hermana’. ‘Señor Sonámbulo, Bruno esa noche se hallaba en el grifo en un estado de gran vulnerabilidad cuando fue requerido por la policía, dado que se había quedado en la calle tras sufrir dos robos y estaba tomando la medicación para el trastorno esquizoafectivo que padecía’.

‘Lo que dice el serenazgo es que mi hermano estaba alcoholizado y drogado, cuando seguramente estaba en estado de shock’, contó Valeria a la prensa. Fueron años de lucha de la familia del desaparecido estudiante y tuvo, felizmente, el apoyo del consulado argentino y de las Naciones Unidas. Si no hubiera sido por ese apoyo, este crimen hubiese quedado impune.

Los dos serenos y el capitán de la Policía de Miraflores que secuestraron a Bruno y lo desaparecieron recibieron una condena ejemplar: Enrique Morón recibió 17 años de cárcel, mientras que los serenos Linder Sandoval Salazar y Miguel Sarmiento Vega 15 años. Además, deberán pagar una reparación civil de 200 mil soles a favor de los deudos.

El padre del joven estaba en la sala y me dijo: ‘Saludo la sentencia, pero me encuentro destruido. Mi hijo estaba haciendo dos carreras universitarias, estudiando Diseño de Imagen y Sonido y Antropología. No era ningún tonto, era un chico muy inteligente’”. Pucha, qué historia tan triste e injusta. Pero al menos se hizo justicia. Me voy, cuídense.

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