El veterano periodista Cigarrito no supo guardar pan para mayo.
El veterano periodista Cigarrito no supo guardar pan para mayo.

El fotógrafo Gary llegó al restaurante por su tallarín saltado con carne de lomo y su jarra de cebada calientita para bajar la grasita. “María, recibí la visita de ‘Cigarrito’, el famoso y veterano periodista de Política. Estaba con un terno viejísimo pero bien planchadito. Brillaba. Mi amigo pasó piola hasta que se quitó los lentes oscuros y todos vieron esos ojos rojos, inyectados por una mala noche intensa de tanta borrachera a puro ron. Las chicas lo vieron y gritaron de espanto. ‘Gary, estoy un poco cansado. Ayer, celebré el ‘Día del Periodista’ con colegas que no veía en años. Muchos de ellos son jefes de Política en diarios y noticieros de televisión, otros trabajan en el Congreso. Pero todos eran calichines en los tiempos en que este pechito era el periodista más influyente del país’.

María, ‘Cigarrito’ tiene razón, en sus años mozos hasta los presidentes lo invitaban a Palacio a almorzar y le prendían el cigarro. ‘Gary, en esos tiempos gané mucha plata, porque nos pagaban muy bien, pero me lo gastaba en los night clubs de la época: el ‘Embassy’, la discoteca ‘Mokambo’. Llegaba y cerraba el local. Incluso, las hermosas cubanas, argentinas y chilenas, que eran las estrellas, se peleaban por mí, pero era por mi billetera.

Mientras otros colegas con sus gratificaciones y ahorros compraban terrenitos en zonas alejadas del Centro, que ahora dan la hora como San Borja, La Molina, Surco, yo me gastaba la plata en esa combinación mortal para el bolsillo: trago y mujeres.

El periodismo me abrió las puertas a un mundo alucinante. Conocí la política al dedillo y por ella los empresarios me halagaban y me enviaban botellas de whisky. El trago sí me lo tomaba, pero otros ratas mandaban emisarios, casi siempre a algún pseudo periodista plumífero con el recado insultante: ‘Cigarrito, el hombre tiene un sobrecito bien gordito, apóyalo...’.

¡¡No, Gary, nunca recibí un sol ni dólar durante mi carrera!! Me quería mucho a mí mismo y más a mi profesión. Por el periodismo viajé por todo el mundo y estuve con mujeres de todo color y raza, degusté platillos increíbles chi jau kay de rata en China y arrebozado de sesos de mono en Zimbabue. Pero lo que más extraño son esas fiestas con mis colegas en las distintas redacciones donde trabajé. Periodistas hermosas, jóvenes y aguerridas.

Allí tuve muchos tropiezos, pero también algunas conquistas importantes, como la fotógrafa Carola, bella y enigmática, que se dio el lujo de arrochar al director, un gordo que le lloró en un bar barranquino. ‘Te amo’, le dijo el pobre, porque ni talento tenía. Ella le respondió: ‘Pero Charlie, si tú tienes esposa e hijos’. El gil gritó: ‘¡¡No me importa nada, lo dejo todo por ti!!’. Y derramó lagrimones. Y lo peor de todo es que fui testigo, pero cuando se fue al baño, me fui con Carola a demoler hoteles. Ah, qué fiestas de periodistas aquellas’”. Pucha, ese señor ‘Cigarrito’ fue un gran periodista, pero ahora anda arrancado. Me voy, cuídense.

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