Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante para llevarse un mondonguito a la italiana con arroz graneado y un refresco de maracuyá. “María, todo el país se siente indignado con las autoridades y los cientos de ‘privilegiados’ que, aprovechándose de sus cargos, relaciones o dinero, se vacunaron por lo bajo, mientras siguen muriendo médicos, enfermeras, policías y militares que a diario se enfrentan cara a cara con el mortal coronavirus.
Si había la posibilidad de poner la vacuna salvadora a alguien, antes que a nadie, era a estos peruanos. Las excusas que han dado exministras, demás funcionarios y el mismo expresidente Vizcarra, tras ser descubiertos, están fundadas en la mentira.
El caso del exmandatario es peor, pues su figura debe encarnar los más altos valores de los peruanos. Quién mejor que él para enseñar con el ejemplo la solidaridad, responsabilidad, valentía.
El presidente de un país no puede actuar como un vulgar ‘pirata’ para sacar ventaja de su cargo y salvarse él mientras el resto se hunde. Algo nos está pasando a los peruanos para tener tantísimos escándalos de corrupción.
Porque el actual ‘vacunagate’ es solo el último de los cientos, de los miles de actos ilegales que estamos acostumbrados a presenciar. Siempre digo que los padres tenemos una responsabilidad enorme con la crianza de los hijos, pues mucho de lo que hagamos determinará la clase de ciudadanos que serán. ¿Queremos que sean como las personas que hoy nos avergüenzan? Enseñémosles valores, con la palabra, pero, sobre todo, con el ejemplo:
- Sinceridad. Es vivir y relacionarse con los demás sin intenciones ocultas. Ser sincero con uno mismo nos lleva a ser sinceros con los demás. Es no mentir, no engañar.
- Empatía. Está relacionada con la sinceridad, es ponerse en los zapatos de nuestros semejantes, para entenderlos, apoyarlos y ayudarlos.
- Bondad. Es hacer el bien, tener buenas intenciones con los demás, ser amables y darles una mano.
- Amor. Es uno de los sentimientos más fuertes. Es el motor que nos impulsa a dar, a compartir, a convivir, a respetar y a confiar.
- Paciencia. Nos enseña a luchar por lo que deseamos y a esperar con calma el momento en que lo conseguiremos. Es saber tolerar las incomodidades, las preocupaciones y temores. Es aguardar nuestro momento.
- Responsabilidad. Es cumplir nuestros deberes, compromisos y obligaciones con los demás. Es fundamental para lograr que una persona, una familia, una empresa, un país avancen”. Pucha, Gary tiene mucha razón. Me voy, cuídense.