Mi amigo, el fotógrafo Gary, me llamó para contarme las últimas.
“María, te felicito por estar vendiendo menú por delivery a los policías de la comisaría de tu barrio y a tus vecinos. Ellos estarán felices con la sazón de tu espectacular ‘mondonguito a la italiana’, con sus arvejitas, papitas fritas y su quesito parmesano encima. Te cuento que el editor general y el director han coincidido en que junto al redactor estrella del diario, el gigantón ‘Barney’, informemos todo lo concerniente al ‘coronavirus’. ‘Barney’ le dijo al director: ‘Yo cubrí la lucha contra el terrorismo y vi la muerte frente a mí. Tuve miedo, pero alguien tenía que informar al país y al mundo lo que estaba pasando en Ayacucho. Igual es con este virus traicionero, pero el periodista debe estar en la calle’. Al rato enrumbamos con el chofer, ‘Cañamero’, y este servidor a los extramuros de la ciudad. Ayer estuvimos en el Parque Huayna Cápac y vimos cómo se acondicionaba a 3 mil 500 ambulantes. Con protocolos, guardando la distancia, y conocimos a una comerciante de 22 años, Gabriela Rojas, quien estudia ingeniería electrónica en San Marcos y lo hace por Zoom, en clases virtuales.
No entiendo, María, cómo hay algunos ‘cerebritos’ en el gobierno que fracasaron asesorando al ‘Cholo’ Toledo y a Ollanta Humala, y no sueltan la ‘mamadera’ y siguen cobrando jugosas ‘asesorías’ para meter la pata. Ellos no tienen la más remota idea de las necesidades de la mayoría de la población. Esos no salen de sus ‘búnkers’ en distritos acomodados y solo se reúnen con sus ‘argollas de mediocres’, como los llamaba el gran Miki Gonzales. Fueron esos bellacos los que decían a los que alertábamos en Trome del peligro de los contagios fulminantes del Covid-19 que eramos ‘alarmistas’ y ‘queríamos vender’, y ahora ya nos acercamos a los 7 mil muertos.
Como ese ‘palomilla de ventana’ que decidió el ‘pico y placa’, separando a hombres de mujeres, ‘para combatir el patriarcado’, y causó una terrible aglomeracion en los mercados. Son los mismos que le soplaron al oído al presidente para que mantenga cerrados Gamarra y los otros emporios comerciales. Claro, como ellos con sus sueldazos van a supermercados que nunca cerraron, no les importa que millones estén enclaustrados, sin bonos, canastas ni trabajo para poder comer. Felizmente ya el presidente los está botando. Y los ambulantes se van a los grandes parques zonales del sur y del norte.
También fuimos a Gamarra y lo primero que nos dijeron los emprendedores del emporio es: ‘Por favor, déjennos trabajar, somos pequeños empresarios, no nos han llegado los créditos de Reactiva Perú y tenemos deudas con los bancos”. Pucha, ojalá que el gobierno solucione el problema, porque son miles de peruanos los que solo piden salir a la calle a trabajar de manera honrada. Me voy, cuídense.