Mi amigo Gary llegó al restaurante por su escabeche de pollo con sus papas sancochadas, huevito duro y aceitunas de botija, todo acompañado de su agua de manzana. “María, en el bus repleto de pasajeros, las colas de los bancos o las salas de espera de los hospitales, muchas personas se muestran ansiosas y de mal humor. Incluso, los conductores de vehículos, en medio de los conciertos de cláxones durante los ‘cuellos de botella’, muchas veces se agarran a puñetes y patadas porque uno cierra al otro o no le cede el pase.
Vivimos en un mundo cada vez más agitado y vertiginoso, donde la gente corre contra el tiempo y hace muchas cosas a la vez en el trabajo, los estudios o cualquier otra actividad. Por eso los niveles de ansiedad se disparan y motivan discusiones, escándalos, peleas y hasta crímenes que llenan las páginas policiales de los diarios.
Ante esta situación, hay que afrontar la vida de otra manera, cambiar de actitud y dejar el pesimismo para convertirnos en personas positivas y optimistas. Una mentalidad positiva fomenta el pensamiento creativo y nos ayuda a resolver problemas. Además, reduce los niveles de estrés, mejorando el bienestar y aumentando así la productividad. No se trata de obviar los problemas y riesgos, sino de dejar de concebirlos como una barrera.
Una persona optimista no se atasca al ver el lado negativo, sino que encuentra un camino alternativo para lograr el objetivo. Aquí te dejo unos tips para tus lectores.
Cambia de mentalidad. Ten en cuenta que hasta las situaciones negativas enseñan algo, dan una lección.
Enfócate en el presente. Minimiza tus preocupaciones y miedos sobre lo que podría fallar. Esa actitud generalmente conlleva a tener emociones y pensamientos negativos.
Concéntrate en la solución. Divídela en tareas que puedas ir manejando, planea las actividades que deberás realizar para resolver el problema.
Sonreírle a la vida, a la gente y a los sucesos. Eso te ayudará a que tu actitud ante la vida y las cosas sea positiva.
Dedícate unos minutos al día. A veces, no tener ni un minuto para sí mismas, hace que las personas se depriman, se vuelvan esclavas de los deberes.
Valora las cosas pequeñas. Los pequeños detalles son, generalmente, los que llenan la vida de pasión e ilusión.
Alimenta tu autoestima. El aprecio y consideración que uno se tiene a sí mismo es fundamental para afrontar cualquier situación en la vida”. Tiene razón mi amigo Gary. Me voy contenta, cuídense.