Mi amigo el fotógrafo Gary llegó al restaurante por un cebichito y una jalea de pescado y mariscos con salsa de cebolla, yuquitas fritas, cremita de rocoto, mayonesa y, para la sed, una limonada bien fría. “María, ayer con el Domingo de Ramos, que recuerda el ingreso triunfal de Jesús a Jerusalén, se inició la Semana Santa, la celebración católica más importante que conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección del hijo de Dios. Se trata de una semana religiosa intensa, en la que abundan las misas, procesiones y otros actos litúrgicos. El Perú es un país mayoritariamente católico y, por eso, estos días se viven con mucha fe en Lima y provincias. Ayer pasé por la Plaza de Armas y miles de personas con sus familias, llevando palmas de olivo en las manos, visitaban la Catedral y otras iglesias donde rezaban y escuchaban misa. El Jueves Santo se recuerda el lavado de pies, cuando Jesús, en un acto de humildad, lavó los pies de sus discípulos. También se recuerda su arresto en el jardín de Getsemaní, luego de que Judas Iscariote lo traiciona por treinta monedas. El Viernes Santo es el más dramático, pues el hijo de Dios soporta todo tipo de torturas y burlas. Es interrogado por Pilatos, flagelado, coronado con espinas y lleva su pesada cruz al Gólgota, donde es crucificado. El Sábado de Gloria se realiza la Vigilia Pascual, que conmemora la Resurrección de Jesús en la madrugada del sábado al Domingo de Resurrección, que es la fiesta central del cristianismo, pues Jesucristo se levanta de entre los muertos al tercer día.
Como ya dije, se trata de la semana más importante para los católicos y, por ello, hace años en nuestro país, en la radio no se escuchaba música, salvo que sea sacra, los niños no podían mentir, decir ninguna lisura y mucho menos jugar. ‘¡Cómo te vas a poner a jugar cuando Jesús está a punto de morir en la cruz por lavar tus pecados!’, decían los mayores. En la televisión, en tiempos en los que no había cable, solo existían tres o cuatro canales que solo daban películas como ‘Ben Hur’, ‘El manto sagrado’ o ‘Los diez mandamientos’, que repetían cada año y que todos veíamos con atención. Hoy, miles de adultos, jóvenes y hasta adolescentes esperan con ansias la llegada de la Semana Santa, a la que llaman ‘Semana Tranca’, no para rezar ni hacerse la promesa de ser mejores personas, sino para aprovechar los feriados e irse de campamento a alguna playa alejada donde se toma licor hasta la madrugada. Los padres deben pasarla con sus hijos y hacerles entender que estas fechas no son para juerguear”. Pucha, Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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