Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un tallarín al pesto con quesito rallado y una milanesa montada. Para tomar pidió un emoliente tibiecito. “María, otra vez pistoleros en moto, enviados por mafias de extorsionadores, atacaron a balazos al chofer de un ómnibus de transporte público en Carabayllo para obligarlo a pagar cupos. A esos malditos criminales no les importó que hubiera pasajeros, algunos de ellos escolares.
Merecerían la silla eléctrica o la horca si existieran esas penas en el país. Por lo pronto, deben ser detenidos y condenados a cadena perpetua, como terroristas urbanos. El conductor, un padre de familia trabajador, está grave en el Hospital Sergio Bernales de Collique. Esto es de todos los días. Entonces los policías deberían hacer operativos diarios, hacerse sentir. Sobre todo en la periferia de Lima, donde el pueblo está desprotegido, a merced de extorsionadores, narcos y asaltantes. Los más feroces son los venezolanos. ¿Por qué no hacen operativos constantes, a cada rato? Así atraparían a muchos criminales peligrosos.
Hace poco, por trabajo, estuve en Sao Paulo, la ciudad más grande y desarrollada de Brasil. Una noche me escapé para recorrer sus calles. Lo que me sorprendió fue ver cada dos cuadras parejas de fornidos policías patrullando. En el cielo helicópteros vigilaban desde el aire. Había una sensación de mucha seguridad y por eso la incidencia delincuencial en esa urbe es baja.
Aquí, el helicóptero se usa para trasladar a la presidenta a inaugurar una obra. Encima, ahora Dina Boluarte ha pedido permiso para irse a Estados Unidos y asistir a la Asamblea General de la ONU. Por favor, envíen a los más de 100 mil policías del país, junto al serenazgo y el Ejército, a patrullar todos los puntos de la ciudad.
Hagan operativos contra los búnkers de los hampones. La Policía sabe dónde están. Formen brigadas móviles, equipos integrados por agentes y fiscales que salgan a combatir el crimen y atrapar malhechores. No actúen recién cuando hay un muerto o una explosión”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
