Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un tiradito de cojinova y un arroz con mariscos con conchas, langostinos, pulpito y erizo. También se pidió una jarra de limonada frozen. “María, después de mucho tiempo tuve el sábado libre y aproveché para ir un rato a la playa con mi familia. Mis horarios, por mi trabajo de periodista, son muy complicados y es normal para mí trabajar sábados, domingos, incluso feriados. La verdad, ya estoy acostumbrado y, además, lo disfruto porque es mi pasión. Pero también hay que darse tiempo para relajar la mente y el espíritu. Cuando el sol sale con fuerza, se me alegra el corazón, pese a que sudo como loco. El verano es eso, sol, arena, mar y chicas lindas que dan felicidad. Siempre que puedo, me voy al sur. Pero eso sí, tomando todas las precauciones del caso. La primera es llevar bloqueador solar.
En nuestro país, muchos hombres se sienten ofendidos si alguien les dice que lo usen. Aunque parezca mentira, creen que es ‘cosa de mujeres y maricas’. Nada más tonto. Los peligrosos rayos ultravioleta hoy son más fuertes que hace unos años y exponerse a ellos, sin protección, es correr el riesgo de contraer el terrible cáncer de piel que ya mató a muchas personas en el mundo. Pero es casi un crimen llevar niños a la playa sin ponerles bloqueador, pues la piel de ellos es mucho más delicada. Así que hay que ir al dermatólogo para que nos recomiende el grado adecuado de protector de acuerdo a nuestra piel. Debemos recordar que quienes son más claros, corren más peligro. Además, hay que usar ropa clara, sombreros y sombrillas. Otros peligros son las infecciones que en el agua se transmiten con mucha más facilidad, especialmente en las piscinas que no tienen la cantidad adecuada de cloro. Así, están la micosis (infecciones de piel), la otitis (de oído), gastroenteritis (diarreas) y la famosa conjuntivitis (de ojos). Por eso, es muy importante elegir bien adónde vamos a bañarnos. Si ingresamos a una playa o piscina sucia, es casi seguro que contraeremos las enfermedades antes señaladas, que son las más comunes. Las piscinas aptas son las que tienen el certificado del Ministerio de Salud, así que solo debemos bañarnos en ellas. Además, es importante no llevar animales a piscinas ni playas, pues no se puede controlar que dejen restos de orina o fecales que causan muchas infecciones. Tampoco se debe compartir objetos personales como las toallas y, si se tiene conjuntivitis, no asistir a playas ni piscinas. Si se lleva a niños, los padres deben verificar que los baños estén limpios, pues esos lugares son focos seguros de microbios. Y hay que lavarse las manos constantemente. Solo así, cuidando nuestra salud, podremos disfrutar del verano al máximo y sin complicaciones”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
Si te interesó lo que acabas de leer, puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter, y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.