Mi amigo Gary llegó al restaurante por su sopa a la minuta y su picante de mariscos, con su jarrita de emoliente. “María, la mayoría de peruanos trabaja honradamente para darle alimentación, salud y educación a sus familias. Qué diferencia con esos jueces miserables y corruptos, que se llevan la plata fácil en carretilla. Todos esos deberían estar presos...
Pero el cuerpo y la mente necesitan relajarse, desconectarse de la rutina diaria cada cierto tiempo. Los viajes se constituyen como una gran alternativa, pues nos dan motivación y son una fuente de alegría, reflexión y autodescubrimiento. Además de ser una gran medicina para la salud física y mental, nos permiten conocer nuevos climas, paisajes, comidas y culturas.
Como lo decía San Agustín, el doctor de la Iglesia Católica, “el mundo es un libro, y aquellos que no viajan leen solo una página”. Por eso, cada vez que puedo, especialmente por las Fiestas Patrias, si me toca descansar del trabajo, claro está, yo chapo mi mochila y me pongo mis jeans y mis zapatillas para emprender un viajecito.
Porque todo viaje es positivo, desde los de corto recorrido hasta los más recónditos y exóticos. No es necesario ni irse muy lejos ni gastar mucho dinero.
Tenemos unas fiestas que caen precisamente el fin de semana y, en el caso del sector público, un ‘feriado largo’ que bien se puede aprovechar para darse un paseo solo, en pareja, con los amigos o en familia. Aquí te dejo una lista de los principales efectos positivos de los viajes.
- Reducen el estrés y la ansiedad: Siempre estamos pensando en nuestras obligaciones, en las reuniones de mañana o en la incertidumbre laboral. Por ello, nos olvidamos de disfrutar del presente y de los pequeños placeres de la vida.
- Potencian la capacidad para resolver problemas: En los viajes debemos afrontar ciertas situaciones y contextos que obligan a ejercitar nuestra mente.
- Aumentan las habilidades comunicativas y sociales: Conocemos a más personas, hablamos con ellas, nos relacionamos con otros círculos sociales.
- Amplían los horizontes: Nos permiten pensar en el futuro de una manera diferente, más realista, positiva y con mayor proyección.
- Nos hacen más felices: Las experiencias que vivimos nos permiten segregar las hormonas de la felicidad, como las endorfinas. Nos dan alegría.
- Alejan el miedo y las inseguridades: Exponernos a los miedos es la mejor forma de vencerlos
- Permiten replantear las cosas: Pasar tiempo fuera de casa puede ampliar la forma de ver las cosas y la vida en general”. Pucha, tiene razón mi amigo Gary. Me voy, cuídense.
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