
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unos tallarines rojos con pollo acompañado de papa a la huancaína. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada. “María, ya son quince los choferes de transporte público asesinados por mafias de la extorsión en los últimos meses en Lima y otras ciudades del país.
Las organizaciones criminales no dudan en segar la vida de gente trabajadora, de padres de familia y esposos, con tal de exigir cupos de hasta ochenta mil soles a las empresas. El último fue el conductor de ‘Los Chinos’, Loymer Noé Benigno (38), cuando se desplazaba por la Panamericana Norte. ¿Hasta cuándo seguirá esto? ¿Cuántos conductores más deberán morir para que el Gobierno y la sociedad en general tomen las decisiones que se requieren para combatir a las mafias?
Se sabe que las redes de extorsión controlan 303 kilómetros de rutas de transporte público urbano. Este territorio abarca las siete rutas más importantes y concurridas, es decir, aquellas que generan mayores ingresos para las empresas. Si de verdad queremos que todo esto se acabe, hay que tomar decisiones fuertes y radicales: intervenir los penales del país, todos, pues desde allí se dirigen la mayoría de extorsiones a empresas de transporte, clínicas, colegios y otros negocios.
Fuera con la corrupción de malos agentes del INPE y policías. Hay que hacer operativos todos los días para destruir las antenas ubicadas cerca de los penales. Hay que construir más penales, pero de verdad inexpugnables, como en la isla de El Frontón o San Lorenzo. Nada de derechos humanos con esas lacras.
Reabran El Sepa, esa prisión en medio de la selva. O, finalmente, aceptar la idea del cómico Carlos Álvarez, de enviar a los cabecillas y hampones más peligrosos a prisiones de El Salvador, tras un convenio con el presidente Nayib Bukele.
Eso está haciendo con gran éxito el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump. Por favor, permitan que la Policía abata a los hampones sin que los procesen. Con delincuentes muertos lo pensarán mucho antes de cometer algún delito. Los jueces y fiscales permisivos han provocado este estado de cosas”. Me voy, cuídense.
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