Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unas hamburguesas caseras de carne con arrocito graneado y sarsa criolla. Para tomar pidió una jarrita de limonada frozen.

“María, difícil panorama político y, sobre todo, económico el que vivimos en estos días en nuestro país. Estamos en recesión, faltan puestos de trabajo y la inseguridad ciudadana, con robos, secuestros y extorsiones, nos agobia todos los días. Sin embargo, el CEO del Grupo Paramonga, Rubén Sánchez, afirma que los peruanos pueden aprovechar esta crisis para encontrar muy buenas oportunidades a través de los emprendimientos, grandes o pequeños. Uno de sus consejos es evitar los gastos inútiles, como alquilar oficinas o locales para sus negocios, si pueden usar su casa para estos fines. Según dice, hay que cuidar cada centavo, más aún en estas épocas. Todo suma, no es ocasión de despilfarrar. Afirma que el dueño de un negocio que no mira el futuro es un emprendedor miope y no está preparado para las adversidades, como tenemos en estos momentos. También que las empresas familiares son las que mejor funcionan y crecen de a pocos, pues son conscientes de que en cualquier momento puede venir otra crisis.

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Sánchez afirma que los peruanos somos ‘cachueleros’, hemos aprendido a realizar diversas actividades para equilibrar nuestra economía en el hogar. Somos cocineros, ambulantes, profesores, taxistas, colectiveros, de todo. No le hacemos ascos al trabajo y hasta vendemos caramelos en los carros. Y reitera que esta crisis es una oportunidad para hacer negocio, siempre y cuando se identifique la necesidad de la gente por un producto o servicio. Puso como ejemplo a los Wong, que pusieron un supermercado en un momento difícil, como fue la época del terrorismo en los 80 y el primer gobierno de Alan García, con inflación y todo.

Finalmente envió un mensaje a todas las familias: la mejor motivación son los hijos, la esposa, el hogar. Todos trabajamos duro por ellos, por su colegio, su ropa, su comodidad. Por eso el peruano nunca se rinde, no se abandona, ni se va a vivir bajo un puente, como hacen los gringos en Estados Unidos.

El peruano vive en la punta de un cerro o en un arenal, pero bajo un techo y a la luz de una vela, sabiendo que eso es solo pasajero. Que con sacrificio y esfuerzo muy pronto levantará un piso de material noble y tendrá agua y desagüe. Y trabaja 18 horas para poner a su hijo en una universidad con la esperanza de verlo profesional. Esos son los emprendedores del Perú. Los que la están pasando mal en estos momentos deberían leer esto para no desfallecer. Como dice el dicho, Dios aprieta pero no ahorca. Mucha fe porque con trabajo, sacrificio, entrega y creatividad podemos salir adelante”. Asu, muy bien Gary. Me voy, cuídense.

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