Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una parihuela de pescados y mariscos con arrocito blanco, rocoto en rodajas, jugo de limón y, para tomar, un emoliente friecito. “María, el Perú es tierra de emprendedores, de gente que solita se busca su propia fuente de trabajo ante la escasez de empleo. Al peruano le gusta ganar su plata con esfuerzo y no que le estén dando dádivas. Según estudios, tiene el primer lugar a nivel de Latinoamérica y el quinto en todo el mundo, en cuanto al índice de espíritu emprendedor. Pese a lo difícil que es hacer empresa en nuestro país.
La mayoría de esas iniciativas son los negocios de comidas. En todo lugar, en cada barrio, se abren restaurantes de comida amazónica, de Arequipa, ayacuchana, del centro del país, del norte como Lambayeque, Piura o Tumbes. También de comida internacional. Miles y miles de locales en ese rubro y otros abren cada año. Pero desde hace un tiempo las extorsiones se han convertido en una terrible amenaza que está haciendo cerrar negocios. Estos sanguinarios delincuentes exigen fuertes pagos a las víctimas para no atentar contra su vida y sus negocios. Como consecuencia, si el emprendedor accede a pagar los cupos, terminará trabajando solo para mantener a esas lacras y es muy probable que quiebre. Si no paga, los matan a ellos o sus familias y les destruyen el negocio.
Entonces, de una manera u otra, esos emprendimientos terminan cerrando. Muchos se niegan a trabajar como esclavos para esos delincuentes y eligen acabar con el negocio. Como consecuencia, los empleados pierden el trabajo y la economía se debilita, pues ese negocio ya no compra a proveedores, ya no paga impuestos.
En Ecuador acaban de declarar ‘terroristas’ a las organizaciones delictivas que operan en ese país, con lo que se podrán utilizar armas letales en su contra. Es que esas bandas son una verdadera amenaza y atentan contra la seguridad y el desarrollo del país. En el Perú hay que analizar tomar medidas de ese tipo, pues la delincuencia asesina y brutal nos ha desbordado.
Cómo es posible que bandas de extranjeros se agarren a balazos de día y de noche en pleno centro de Lima, sin importarles la presencia de niños y mujeres, por el control de la prostitución. ¿Estamos en el lejano oeste? ¿Qué se necesita para que las autoridades pongan mano dura contra esos criminales? De manera urgente la Policía debe crear unidades especiales de investigación para que desbaraten a esas bandas que extorsionan a ferreteros, bodegueros, mototaxistas y otros perqueños emprendedores. Luego deben ser mandados a Challapalca y, en el caso de los extranjeros, expulsados a su país. Esta situación de inseguridad ya no da para más. ¡¡Los peruanos quieren trabajar en paz!!”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.