Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un lomito al jugo con papas nativas, rocotito y, para tomar, un té con naranja calientito.
“María, la actual crisis política que los peruanos estamos viviendo, con el alza del dólar y de los alimentos, la pandemia que sigue matando, la delincuencia y la falta de trabajo, todo eso, es una prueba más, un reto que nos pone la vida. Y estoy seguro de que venceremos y saldremos adelante, como ya hicimos muchas veces a lo largo de nuestra historia.
Hace unos días, en entrevista con Trome, el administrador de empresas Rolando Arellano señalaba que la pandemia afectó a la clase media, pero que esta existe, es la mayoría y constituye el motor que impulsa al país pues casi el 80 por ciento del empleo lo hacen los pequeños y medianos empresarios. Además, ante la pregunta ¿cómo reacciona la clase media ante la adversidad?, dijo algo que es muy importante y que siempre debemos tener presente: ‘En el Perú, la persona sabe que su desarrollo depende de sí misma, y si se queda sin trabajo, sale a generar su ingreso y por eso han surgido tantas actividades y empresas informales. No espera ayuda del Gobierno, a diferencia de lo que sería en muchos países europeos, desarrollados, y de algunos países pobres’.
Y luego añadía: ‘No existe otro país con tantas empresas en función a su número de población. Hay 2 millones 300 mil empresas formales y divididas entre 30 millones de peruanos, de lo que sale en promedio una empresa por cada 13 personas. En Estados Unidos, esa misma relación es 1 por cada 22 personas, en Chile 1 por cada 18, en China 1 por cada 40’.
Por eso creo que la forma de ser del peruano del Bicentenario no va con modelos económicos fracasados que algunos quisieran importar de otros países que están sumidos en la pobreza y que buscan uniformizar a todos, cortar las alas al desarrollo y al progreso personal, quitarle iniciativa al individuo y negarle la posibilidad de surgir y hacer plata.
Los peruanos somos bien ‘chamba’ y por eso valoramos las cosas que conseguimos con esfuerzo y sacrificio. No esperamos que nadie nos regale nada, solo que el Estado no nos ponga trabas y, al contrario, que fomente el desarrollo. La vida es dura, nadie dice lo contrario, pero en la mayoría de casos si un joven en nuestro país se propone salir adelante estudiando y trabajando, lo puede hacer. Hay oportunidades y solo se trata de buscarlas y de estar dispuesto a trabajar duro, a quemarse las pestañas, a esforzarse. No hay que cometer el error de culpar a los demás si no tenemos lo que soñamos. Tal vez nos rendimos ante el primer o segundo obstáculo. De lo que se trata es de levantarse cada vez que se cae, de no rendirse. Si no tiramos la toalla, es muy probable que consigamos el éxito”.
Gary tiene razón. Me voy, cuídense.