Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un seco de pavita y arrocito blanco. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada heladita. “María, hoy es Nochebuena. Que esta oportunidad sirva para que las familias peruanas estén lo más unidas posible, que compartan en un ambiente de alegría y se curen las heridas. Navidad no solo son regalos, ropa o el último televisor de alta gama, también amor, compañerismo, comprensión y bondad. Dejen atrás los odios y los chismes, que nada bueno traen. Que en la cena navideña haya risas, besos, abrazos. No se olviden de invitar a los que están solos o lejos de sus seres queridos.
Y prometan que el próximo año serán mejores personas. Vivir tranquilo y en paz es fácil. Simplemente no envidies, robes, estafes o desees lo prohibido. Y trabaja mucho para conseguir lo que quieres. Sé responsable con tu familia. Antes que el trago, la diversión o la juerga, están tus hijos, esposa y madre. Las cosas en su sitio. Si haces todo eso, la vida discurrirá como por un río de aguas diáfanas y calmas.
Muchos, en especial los jóvenes, toman la Navidad como una ocasión para libar hasta morir, hacer maldades o entrar en desbande. Luego se arrepienten, pero ya es tarde. Vence tu orgullo y llama a tu padre, con quien no hablas en años, dale unas palabras cariñosas y verás cómo todo parece hermoso. Abraza a los amigos, a tus hijos y a tu pareja. Ríanse y olviden, por un momento, todo lo malo que pasa en el país. Estos consejos no son solo para los cristianos, sino para todos en general.
Hemos entrado en una espiral de violencia, precisamente por no seguir las enseñanzas de Jesús. La corrupción, la delincuencia, la explotación laboral no existirían si somos buenas personas. Y todo empieza en casa. Enseñemos a nuestros hijos a ser comprensivos, honestos y trabajadores. Que ocasiones como la Nochebuena, donde se reúnan todos para recordar al Señor, sean una lección de vida, que ellos repitan en otros órdenes de vida. Seamos ejemplos para ellos. Que así sea”. Buenas palabras de Gary. Me voy, cuídense.
