El Chato Matta llegó al restaurante por un sabroso tiradito de cachema, unos chicharrones con mariscos, yuquitas fritas y una jarrita de chicha morada fresquecita. “María, me llamó emocionado Pancholón para encontrarnos en el sauna. ‘Chatito, baja al toque porque el chinito Richard está cambiando la hierba y le están poniendo cascaritas de naranja.
Estuve brindando con un roncito Cartavio XO. Me encerré con la grandota en La Posada y buenas noches los pastores. Dejé bien a los varones, pero terminé molido. Después me junté con mis hermanos del equipo Arsenal del balneario de Santa Rosa de los años ochenta, que fueron pentacampeones con Dany y Eric Sandhause, el ‘Mono’ Aldo y Cesitar Quevedo’. Todos le preguntaban si seguía con la ‘abogada tóxica’ venezolana. Como alumnos ante el maestro, escuchaban atentos su respuesta.
Pancholón habló: ‘La verdad, ella está en Barinitas, Venezuela. La última vez que estuvimos juntos fue en el concierto de Josimar y su Yambú en Lima. Ella misma le pidió a Josimar que me mandara un saludo y el salsero dijo: ‘Para el zorro viejo’, y me dedicó el tema ‘Sal y agua’: ‘Vengo a decirte que me voy/ y ya más nunca me volverás a veeer/ si te casas algún día/ mándame una invitación/, ya que nuestro amor tan grande/ sal y agua se volvió/ Las promesas que me hiciste/ el viento se las llevó/ como espuma en la bruma/ nuestro amor se disolvió/ Sal y agua nuestro idilio se volvió…’.
‘La verdad, tengo el corazón de piedra, me acuesto con otras mujeres en La Posada, pero extraño a la tóxica. Yo nunca le hice una promesa, si me acuerdo de que le advertí: ‘el que se enamora pierde’. Y fue ella quien perdió. Es una excelente persona, pero muy celosa. Ella duda hasta de su sombra. Me acuerdo que me presentó a una amiga, que es su paisana. Como esta sabía que soy abogado, me llamó después de un tiempo porque necesitaba mi asesoría profesional. Así que la cité en mi oficina, me contó su problema legal, la ayudé y nada más. Pero la tóxica se enteró, por intermedio de mi secretaria, que la amiga me vino a ver y se volvió loca.
Me llamó por teléfono y me dijo gritando: ‘Oye, marica, por qué no me contaste que te vino a visitar mi amiga. ¿Ya ves que eres remalo conmigo? Usted es un zorro viejo, cochino, seguro que no le cobró sus honorarios en dinero, pero sí de otra manera. Cómo me arrepiento de haberlo conocido y enamorarme de una persona que no tiene sentimientos, basura’. Es por eso, hermanos de Arsenal, que estoy solo para no dar explicaciones a nadie de lo que hago. No puedo amar a una sola mujer, así voy a morir. El día que me casé, en la mañana estuve con mi trampita, que me dio mi despedida de soltero’”. Pucha, ese señor Pancholón es un cochino y sinvergüenza. Va a acabar viejo y solo. Me voy, cuídense.
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