El Chato Matta llegó al restaurante por una riquísima papa a la huancaína con su huevito duro y un arrocito con pollo, presa grande. Para calmar la sed, se pidió una jarrita con chicha morada fresquecita. “María, el gran Pancholón ya se recuperó de la brujería que le hizo una loca y volvió a las andadas como en sus mejores tiempos. Se apareció en su cebichería favorita de la avenida La Marina con una hermosura huanuqueña y se les veía muy acaramelados. El gordito ya estaba sazonadito.
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‘Chatito, Mirna trabajaba como anfitriona en un conocido centro comercial. Al verla, le hice un juego de luces con mis ojos claros, le susurré piropos al oído y le entregué mi tarjeta de abogado que no cobra la consulta. Esa misma noche la recogí a la salida. Nos fuimos de frente a tomar unas chelas’. Allí, casualidades de la vida, estaba ‘Chotillo’, muerto de envidia al ver a Pancho con ese mujerón.
Cuando el gordito se fue al baño, el cirujano se deslizó rápidamente donde la joven. ‘Amiguita, qué haces con ese gordo, encima es casado’, le dijo en una. ‘Vámonos de viaje a Punta Cana, Aruba, Tulum, que la vida es una sola, no pierdas tiempo con ese misio, encima está mal de la próstata, se va al baño cada diez minutos. Yo voy a ser tu ‘crush’, ‘sugar daddy’, chocolate’, le propuso. El resto de la historia te la voy a resumir: Pancho, fiel a su costumbre, solo compró pollito broaster y dos cervezas heladas, y de frente fugaron a ‘La Posada’, el ‘hostal de los infieles’, donde hizo un faenón.
Mirna había disfrutado la intimidad con un mujeriego legendario, pero sentía que no le habían dado su lugar. La chica quería conocer ese mundo deslumbrante de viajes y carteras Gucci que muestran en las redes sociales la ‘Shey Shey’, Paulita ‘Manzanita’ o la Macarena, que están siempre en compañía de billetones.
Pero el viaje no fue como lo esperó. ‘Pancho, te voy a decir la verdad, Chotillo te envidia, todo el viaje al Caribe se la pasaba hablando mal de ti y la otra mitad hablando de otras mujeres con las que había estado en sus viajes. Es un patán. Y fue en la intimidad cuando me di cuenta del error que cometí, Panchito. Nunca lo sentí. Se quedó dormido a los tres minutos. Estoy arrepentida, Pancho, estaba confundida’.
El gordito dijo su famosa frase: ‘La pampa es para todos. Partidor que parte a partidor tiene mil años de perdón’. Pancholón la abrazó. ‘No llores, mamita. Chotillo me hace recordar a Christian Castro cuando ilusamente quería ser mejor que Luis Miguel. Eso es imposible. El Sol es uno solo y era Luismi. El gil es ‘paganini’, por caricias, pero en el blando es una mazamorra’. De ahí puso en su camioneta el famoso tema de Viti Ruiz: ‘Tú y yo somos hermanos, por amor no hay que pelear, todo queda entre familia, todo en la más santa paz...’”. Pucha, ese señor Pancholón es un cochino, sinvergüenza y mujeriego, y todavía cuenta sus historias. Me voy, cuídense.