El Chato Matta llegó al restaurante por un sabroso cordero al palo bañado en cerveza, papitas doradas y ensalada fresca. Para bajar la grasita pidió una copita de pisco moqueguano. “María, vengo fresquecito. Estuve con Pancholón y el doctor Chotillo en el sauna privado y boté todo el roncito. Los dos tramposos y partidores. Estaban nostálgicos y pusieron un bolerazo de Iván Cruz: ‘Piensas que será muy fácil si te vas llorando/ Y tú que me conoces debes convencerme así/ quiero que te enteres pronto que seguir jugando/ es algo que nunca conseguirás en mí/ sé que me engañaste un día con aquel amigo/ sé por lo demás que andabas siempre por ahí/ tú que me dejaste, tú que me engañaste, tú que me humillaste...
- PANCHOLÓN: Chotillo, la semana pasada un montón de gente me escribió a mi ‘wasap’ pidiéndome que escriba un libro sobre mis aventuras en el hostal de los infieles. Hasta me timbró un conocido productor de un programa de televisión, pero esas cosas no corren conmigo. Para trampear hay que ser perfil bajo, solo los sonsos hacen luz y se regalan para las cámaras. A ti te veo loquito, confundido, le quieres ir a todo lo que se mueve y así no es...
- CHOTILLO: Pancho, me has partido, lloré y reventé de rabia, pero ahora soy parador. Voy a la segura. Si me gusta una chica, invierto, porque las monedas me dan color, me dibujo y me pongo bonito. A ti te veo mal, has bajado tu nivel, tu celular ya ni suena, no sales de tu psicóloga. No seas malo...
- PANCHOLÓN: Te veo muy sano. Tienes que nacer tres veces más para poder llegar a mi récord. No quiero pecar de soberbio pero yo estoy al nivel del ‘Rey de los casinos’, con la diferencia que yo no regalo carteras Louis Vuitton ni relojes Rolex, tampoco tengo ‘zorros chupes’ que las llevan y traen. Solo tengo mi camioneta que hace un bullón por toda la cuadra y su rico Cartavio X0. Por sonsos como tú, las chicas ahora quieren poner tarifas para darte un besito en la mejilla. Yo nunca he sido romántico ni me arrodillo con una rosa ni alquilo avionetas para mandar mensajitos. A ti las mujeres te ven como monto, como cajero, a mí me disfrutan unas horas, se vacilan y se van a casita ‘fresh’, relajaditas.
- CHOTILLO: Lo dudo, no te conozco sanas. Gordito, los ‘duros’ ya fueron, estamos en otros tiempos.
- PANCHOLÓN: No te equivoques, es una especie en extinción, pero todavía quedamos. A mí las chicas se me prenden de las piernas y me dicen que me van a esperar. Hay dos cosas cosas que no puedes comprar: el amor y la vida...
- CHOTILLO: Pancholón, te veo mal, estás en decadencia, vives de tus historias. Hoy lo que vale es la billetera, el poder, te crees lo máximo con tu camionetita, mientras yo voy en un BMW de más de 100 lucas gringas. Ah, y ya me contaron que ayer te vieron cargando tu baldecito de agua para que tu señora pueda cocinar. A esa hora yo estaba en un jacuzzi con una flaca que sale en televisión, tomando un daiquiri de durazno...
- PANCHOLÓN: Chotillo, me das pena, vergüenza ajena. Ninguna de esas que está contigo te siente de verdad. Solo se van felices de la habitación con la cartera con 300 cocos. Además, esa mujer de la que hablas ya pasó por este pecho y la hice mía en un hotelito de la avenida Venezuela y ahí quedó marcada... La otra semana te sigo contando”.
Esos señores solo hablan de mujeres de la mala vida. Me voy, cuídense.
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