El Chato Matta llegó al restaurante por una sabrosa papita a la huancaína y su arroz con pollo presa grande y ajicito molido. Para calmar la sed se tomó una jarrita con chicha morada. “María, el gran Pancholón me mandó un ‘wasap’. ‘Chatito, te invito un cebichito, paso por ti en una hora’. ‘Causita -me dijo-, estuve una semana en una inmensa casa de campo en Cieneguilla. Esa casa es de mi ‘brother’ del Lawn Tennis, con piscina y caballos. Me desconecté de todas las ‘actrices’ que me persiguen.
El único que me ubicó, apenas prendí mi celular, fue el doctor Chotillo para ofrecerme disculpas porque ya me había enterado de que me estaba maleteando y hasta había escrito en Facebook que se arrepentía de ser mi amigo’.El abogado tenía como 20 llamadas perdidas del cirujano, así que quedamos para encontrarnos en el sauna.
Cuando llegué, el abogado estaba calato con ‘Chotillo’ a más de 50 grados y afuera sonaba una salsa clásica del gran Ismael Rivera: ‘Yo, yo, yo, yo creo que voy solito estar/ cuando me muera/ he sido el incomprendido/ ni tú ni nadie me ha querido tal como soy...’. En medio de aromas de eucalipto, hierbaluisa, manzanilla y muña, escuché este diálogo:
PANCHOLÓN: Chotillo, veo en tus ojos la mirada del fulero. Un varón tiene códigos y no lanza a la gente, eso solo lo hacen los ‘mala leche’. En la vida hay que ser agradecido, yo te di vida, te di color cuando eras un ‘don nadie’ y así me pagas...
CHOTILLO: Maestro, perdóneme. Estaba borracho cuando escribí en Facebook y tenía al costado a mi escultural Mery, quien me obligó a contarle todas las perradas que hicimos juntos y todas las mujeres que llevamos a La Posada. Yo soy tu hincha, pese a que me sacas un montón de plata por todos los juicios en los que me defiendes. Y ya pues, ya fuiste, reconoce que el alumno superó al maestro.
PANCHOLÓN: Chotillo, te falta calle para ser parador. Una mujer no te puede poner la ‘pulsera’ y tú aflojar toditito. Yo te puse pantaloncitos serios y tuve que salvarte el pellejo, cuando esa chata del Callao te iba a centrar con unos ‘apretones’. Pero parece que tu maestro fue ese tal ‘Zorro’ que sale en televisión, un alcahuete que larga a todo el mundo. Nunca olvides que hay que morir negado, así te pongan una Uzi en la cabeza.
CHOTILLO: La verdad, estaba molesto contigo. Te voy a confesar algo: Hace dos semanas tuve un encuentro con la charapita que antes fue tuya. Me di el gusto de tenerla en mis brazos y no me importó que, en la oscuridad, haya susurrado tu nombre. ‘Pancho, Pancho, sigue, sigue, ah, ah, eres lo máximo, más, más...’, pero la hice mía. Me saqué el clavo, soy ganador. Tu época ya pasó. Estás acabado.
PANCHOLÓN: Chotillo, chapas mis sobras, no me pico. Solo te digo que esa mujer lloraba para casarse conmigo y para mí fue una más. Yo la llevaba a las estrellas, incluso ya me llamó para contarme que contigo no sintió ni cosquillas. Hay un audio, como el de la ‘Yaha’, donde te deja por el suelo. Eres tan gil que eres capaz de caer en los brazos de ‘La Dama del Hampa’, la ‘veneca’.
CHOTILLO: Pancho, el que puede, puede, estás de bajada, solo vives de recuerdos’. Pucha, María. La cosa se puso brava, pero después te sigo contando”. Esos señores solo hablan de mujeres de la mala vida. Me voy indignada. Cuídense.