El Chato Matta llegó al restaurante por una causita rellena con langostinos y su cau-cau con mariscos y rocotito molido. Para calmar la sed, se pidió una jarrita de agua de cebada.
“María, me timbró el gran Pancholón. ‘Chatito, deja todo y baja urgente a mi sauna privado, ten cuidado con los ‘largadores’ y ‘zapatos rotos...’. Apenas llegué, vi al abogado mujeriego en el jacuzzi con el famoso doctor Chotillo, parecía que estaban discutiendo por plata. En medio de las burbujitas y una salsita clásica de Johnny Rivera, escuché este estribillo: ‘Si tu tiempo ya pasó/ si ella merece algo mejor/ que le dé fuerza a ese cariño/ que la comprenda como yo/ por eso hoy está conmigo porque le di algo más/ una razón para vivir/ una esperanza al despertar/ Por eso ella está conmigo/ tú vivías para ti/ yo solo vivo para ella, pues quiero que sea feliz...’.
CHOTILLO: Pancho, no seas malo con tu boca y deja de maletearme con tus amigos abogados. Por un billete te transformas y olvidas que yo engordé tu cuenta bancaria con todo lo que te pagué por mis juicios. La mitad de esa camioneta que manejas es mía. Contigo no hay amistad que valga, me sacabas hasta el último centavo y eso que soy tu causa. Te arañas porque te debo un sencillo, así no es. Al final, cobras más que Nakazaki y que la abogada de Keiko, que encima se fue presa...
PANCHOLÓN: Doctorcito, a mí me llega la gente hipócrita y malagradecida. Reconoce que por mis contactos no te ‘fuiste a tu río’, donde ibas a estar rodeado de ‘nachos’ y ‘gatillos flojos’. Te botas con que sales con flacas A1, pero esas te cobran hasta por un besito en la mejilla. Nunca te conocí como ‘parador’ y menos ‘cacharrero’. Las flacas te ven como Maluma solo para que las operes gratis y les bajes un sencillo para asegurar su Navidad.
CHOTILLO: Gordito, lo siento, pero ya pasó tu época. Acabo de comprarme un depa en Casuarinas, desde donde miro todo Lima y un camionetón Lexus que no baja de 70 lucas gringas. Ayer estuve en una parrilla con gente ‘ficha’ argentina, donde había entrañas, bifes y vinos que no bajaban de 500 cocos. A ti te vieron en una pollada en una esquina de tu barrio ‘haciendo chancha’ para comprar cuatro cervezas.
PANCHOLÓN: Ubícate, chistoso. Yo soy pueblo y caigo bien parado donde voy. Envidias mis ojos verdes y esa mirada matadora que en los años 90 le arranchó varios ‘cueritos’ a Legaspi y al gringo Rossini. He recorrido todo el mundo, conozco los 5 continentes y siempre dejé bien parados a los peruanos.
CHOTILLO: Pancho, te veo todo aguado, te voy a recomendar con mi amigo, el doctor Morillas, para que te meta bisturí y subas unos puntitos. Hablas de los años 90, ahora yo atraso al ‘Pato’ y a los Agostini”. Pucha, la conversación se puso picante. La otra semana continúa. Me voy, cuídense.