El Chato Matta llegó al restaurante por una sabrosa carapulcra con carne de res, chancho y gallina. “María, la semana pasada te conté el alucinante encuentro entre Pancholón y ‘Vitito’. Ese día conté algunos ‘picotazos’ que se mandaron en el sauna, pero hubo más...
PANCHOLÓN: Vitito, de causa te aconsejo que te retires a tus cuarteles de invierno. La vez pasada te han visto entrar a un hostal de Quilca, por el aeropuerto, de 12 mangos. Qué falta de calidad la tuya, en ese ‘telo’ los mañosos hacen huequito al triplay para ganarse con todo, las sábanas están todas amarillentas y con este frío, la pobre chica se bañó con agua helada. Para hacer ese papelón, mejor me quedo en mi casa. Que te recuerden por tus buenas épocas, con tu Mazda rojo, que era tu sala, comedor, baño...
VITITO: Oye gordito, yo nunca he estado arrimado hasta los 40 años en la casa de mi viejo. Debuté a los 17 en el fútbol y a los 22 ya tenía mi depa propio en Miraflores. Yo puedo estar en un hotel 5 estrellas, en un hostal pulgoso, en un parque, en una piscina, pero lo bueno es que dejo bien a los varones. No como tú, que ahora no funcionas ni con un viagra de 100, por esa pastillita azul la vez pasada terminaste en el hospital y el doctor Chotillo se burlaba de ti. Chequea esa próstata y vejiga porque te falta poco para que uses pañal. A mí, todas me han querido como soy. Negro, pichanguero, misio, sudado después de los partidos y hasta con mis uñas chancadas del pie.
PANCHOLÓN: Qué hablas, zambito. Si yo tengo un problema médico, en Lima me voy a la clínica Delgado y, si es en el extranjero, me atienden en Houston. La vez pasada te han visto haciendo una cola a las siete de la mañana y los médicos estaban en huelga, te dieron cita para dos meses después. Por tanto ron que te has metido ahora sufres de úlcera y hemorroides.
VITITO: Gordito, gracias a Dios, de niño en la chacra me alimentaron bien con leche de burra, carne y harto camote. Mira mis piernas, estoy como cuando jugaba, bien parado en el medio de la cancha. Nunca me desgarré ni me lesioné. Tengo sangre y carisma para las bebitas, tú haces luz con tu camioneta Jeep y tu tarjetita de abogado. Las chicas te besan y se voltean para hacer una mueca. Ni la psicóloga te respeta. Y por siaca, lo mío siempre fue chicas A-1, blancas y de ojitos claros.
PANCHOLÓN: Vives de recuerdos y te computas ‘Popeye’. Ojo que después de los 50 salen las cucarachas. Negrito, te veo acabado.
VITITO: Emperador, esta polémica nunca va a terminar. Argumentos sobran para defender cada uno nuestro estilo para conquistar en la calle. Te respeto y que sea la gente que decida qué corriente seguir.
PANCHOLÓN: Negro, tienes tu mérito, lo reconozco. Hagamos un pacto: Nunca hay que partirnos. Si nos cruzamos en un telo, salsódromo o la calle, nos damos un abrazo y cada uno por su lado.
VITITO: Trato hecho. Suerte, Gordo”.
Pucha, este par se pasa, los dos son sinvergüenzas. Me voy, cuídense.
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