Pancholón verá a la rusa.
Pancholón verá a la rusa.

El Chato Matta llegó al restaurante por un poderoso caldo de gallina calientito, con presa grande, dos huevos, papita amarilla, limón y ajicito molido. Para calmar la sed, su chicha morada fresquecita.

“María, mi hermano Pancholón me timbró temprano al celular. ‘Chatito, vente volando al sauna porque ya mandé cambiar las hierbas y el Chinito Richard le está poniendo cascaritas de naranja y piña’. Cuando llegué, Pancholón estaba emocionado y me abrazó. ‘Mi hermano, mi abogada tóxica es buena chica, me cuidó cuando estuve enfermo, pero ya le dije que yo no puedo ser fiel. Siempre he sido callejero. Es más, cuando le hago el amor pienso en otras mujeres. Mis amigas cariñosas me llaman día y noche.

Ahora que se anunció que la selección volverá a jugar en Rusia, mi mente voló años atrás cuando llegué a ese inmenso país para alentar a mi blanquirroja en el Mundial. Allí me enamoré de ‘La Pancholona’, una rusa hermosa cuyo nombre era muy difícil de pronunciar y escribir.

Me acuerdo que la conocí en Sochi, un balneario del país de Putin, la verdad, uno de los más lindos que he conocido del mundo. Allí llegué para apoyar y ver a la selección peruana que jugaba su último partido del Mundial Rusia 2018, donde ganó a Australia 2 a 0 con goles de Carrillo y Paolo Guerrero. Ya Perú estaba eliminado, pero la gente cantaba llorando ‘Contigo Perú’ en todos los estadios.

Yo tenía un compañero de aventura que también salió ganador con las lindas rusas. Me acuerdo que varios periodistas deportivos me querían ‘partir’. Uno de ellos hasta quiso sorprender a mi rusa diciéndole que hacía sus informes en vivo y en directo para su medio de comunicación. Yo solamente lo miraba y a mi amigo le decía: ‘Estos para mí son unos novilleros, pero el matador que va a cortar rabo y oreja soy yo’. A mi rusa la tenía loca con mis relatos. Le gustaba cómo narraba los goles de Rusia y de Perú.

También le encantaba cómo bailaba salsa, ‘Con la misma moneda’ de Josimar. En pleno hotel me convertí en su profesor de baile de salsa y cumbia. Ya en la noche íbamos a su departamento, que compartía con sus amigas rusas. Cada una tenía su cuarto y no sabes lo que era. Ella se sorprendió con mi famoso ‘salto del chanchito’.

La verdad, me enamoré y quedamos en que le iba a comprar los pasajes para que venga al Perú a conocer Machu Picchu y que mi ‘salto del chanchito’ lo íbamos a hacer en lo alto del Cusco. Pero no se dio porque me enfermé de gravedad. Estaba entubado en cuidados intensivos. Mi celular lo tenía mi exmujer, así que cuando la rusita me llamaba, mi mujer la bloqueó de todas mis redes.

Estoy contento porque volveré a ver a mi rusita y por supuesto voy a dejar bien a los varones. Dame que te doy, la vida es una sola, papáaaaaaa’”. Ese señor Pancholón es demasiado cochino y sinvergüenza, lo único que piensa es en sexo. Va a terminar solo, viejo y enfermo. Me voy, cuídense.

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