El Chato Matta llegó con tremenda resaca al restaurante, parecía que no había dormido. Se pidió un humeante caldo de gallina, presa grande, con papita amarilla y dos huevos. Para calmar la sed, una jarrita de emoliente. “María, el viernes me timbró el gran Pancholón. ‘Chatito, baja urgente a mi sauna privado. Jaimito está cambiando la hierba y está poniendo eucalipto, hierbaluisa, romero, manzanilla, muña y su toque de canelita, que le da un rico sabor. Después voy a pedir dos cusqueñitas heladas para entrar al jacuzzi’. Cuando llegué, el abogado mujeriego escuchaba una canción de moda, Ese hombre’, de Los 4: Cuéntale que estoy muy bien/ que fueron muchos años de soledad/ que ya nunca podría volver con él./ Convéncela, no lo puedo hacer. Convéncela,/ dile que así es mejor/ que al fin ahora hay alguien que piensa en mí,/ que tiene tiempo y me demuestra amor...’.
El gordito estaba ‘escueleando’ a un joven economista recién casado, que había perdido la cabeza por una dama de la noche y encima es casada. ‘Truquito, -le dijo Pancho al muchacho-, mi círculo de amigos es cerrado. No me gustan los sapos rabiosos y largadores. Así nomás no entra cualquiera, pero me caes bien. Sé que eres buen hijo, has terminado tu carrera en una universidad de prestigio y cuentas con un buen trabajo. Está todo bien, pero te falta calle, mundo. El hombre debe ser ‘rata’, ‘podrido’, ‘parador’; los sonsos y buenitos, que a todo le dicen sí a la mujer, siempre pierden. Me saca del cuadro que me digas que vas a dejar a tu señora, que te conoció en tu barrio cuando tenías las medias con huecos, por una ‘fulera’ con quien hiciste clic en ‘Barranco Bar’. No seas malo. Lo que pasa es que esa mujer te ha ‘comido el cerebro’ con los mensajitos que te manda en el wasap. Te voy a destrabar en una y voy a ser ‘crudo’. Hijo, tengo casi 30 años en el mundo de la noche y la ‘canallada’, apunta para tu libro estas frases célebres de las trampas en la intimidad.
1. Nadie me ha hecho esto, eres lo máximo. No lo amo, solo sigo con él por mis hijos, es como un amigo para mí.
2. Cuando me toca, no siento nada, ya le dije que no me toque. Anoche soñé contigo.
3. Todo mi cuerpo es tuyo, para ti solito. Eres mi hombre.
4. Eres mi bebé, mi papi. Yo soy tu bebita. Contigo soy ardiente y me siento una verdadera mujer. Nunca me había sentido así.
5. Yo sé que va a llegar nuestro momento. Nuestras vidas están para unirse.
6. Confía en mí, no tengo ojos para otro hombre. Eres mi respiración.
Truquito, estas frases son más viejas que el mar. En los cuartos de hoteles se escuchan miles y miles de esas todas las noches... Hijo, vaya a su casa y dele a su señora el lugar que se merece. Recuerde que en la calle, el hombre tiene el corazón de piedra, juega naipes”. Ese señor Pancholón es un sinvergüenza y mujeriego. Encima, malogra la mente de los jóvenes. Me voy, cuídense.