
El Chato Matta llegó al restaurante por una sabrosa jalea de pescado y mariscos con sarsa criolla, rocotito y, para tomar, una limonada con hierba luisa. “María, el gran Pancholón me mandó un mensaje por ‘wasap’. ‘Chatito, te espero en el sauna privado. El chinito Richard está poniendo eucalipto, manzanilla, romero, cáscaras de naranja y su toque de canelita. Ven al toque, pero cuidado con los envidiosos, mala leche y zapatos rotos’. Cuando llegué, lo vi emocionado. Estaba recordando sus famosos encuentros con el gran salsero Cano Estremera.
‘Cuando me lo presentaron en 2011 -rememoró Pancholón-, el Cano, que llegó a Lima para presentarse en unos conciertos, me dijo: ‘Tú eres el famoso abogado Pancholón, el más mujeriego del Perú. Invítame una pisca de pisco. ¿Sabes? Tengo unos temas legales y me gustaría que me orientes’. Le dije: ‘No hay problema Cano, para mí es un privilegio’.
Me preguntó que aparte de ser abogado, mujeriego y viejo zorro, qué más era. Le respondí que soy relator de fútbol desde el año 1985, pero un incomprendido con las mujeres. El Cano se mató de la risa y le di solución a sus temas legales. ‘Eres un berraco en las leyes -me dijo-, pero mañana te espero en mi concierto en la Ferrer, de San Miguel’.
Para qué me dijo eso. Justo había liberado a unos chicos que estaban en el calabozo injustamente. Empecé a llamar a las hermanitas de San Micky, a la psicóloga y a las mellizas de San Martín. Llegamos al concierto con las baterías serias del Callao y las bebés. Ni bien me vio el Cano que llegué al local, me dedicó, ante cinco mil personas, el tema ‘Mi libertad’. El salsero estaba con su terno oscuro, corbata azul y empieza a cantar dicho tema, que está colgado en YouTube con el nombre ‘Cano Estremera–La Libertad (Marvin Santiago) Callao 2011’.

‘Gózalo, Pancholóooon, gózalo, Pancholóoooon’. ‘Qué viva la libertad, la libertad de un amigo, a todos voy a invitar para que canten conmigo, pregúntale a Pancholón, ¡ay que tiene razón!, aunque no tenga testigo’. ‘Para Michael, para Mario, para el Boys, esos son los míos’, decía el artista. Yo no podía creer que un grande me dedicaba una canción. Mis amigos me hacían barra, me quedé sorprendido por la improvisación de esa palabra célebre que me marcó.
Artistas que me ven y que voy a sus conciertos me la dedican, como N’Samble, La sonerita Stefany Castillo y el mismo Josimar, que también soy abogado de ellos. ‘Pregúntale a Pancholóoooon, ¡ay que tiene razón!, aunque no tenga testigo’. Esa noche del concierto del Cano no regresé a mi casa. Le había dicho a mi esposa de esos años, de la que ahora estoy divorciado, que no iba a llegar a la casa, ya que tenía una diligencia de prisión preventiva.
Esa noche el Cano me dio color y me fui con todas las bebés a La Posadita. Disfruté el momento con mi espectacular ‘salto del chanchito’, a los dos días llegué a mi casa y mi mujer me botó a palazos. Como dije, ahora estoy divorciado, pero gocé al Cano y con mis amiguitas en La Posada. La vida es una sola, papáaaaa’”. Ese señor Pancholón no cambia. Va a terminar solo por mujeriego, cochino y sinvergüenza. Me voy, cuídense.








