La Seño María

Pancholón mal de la cabeza 

El abogado Pancholón nunca podrá serle fiel a nadie, ‘tiene el corazón de piedra’.
Pancholón se pasa de mujeriego, cochino y sinvergüenza

El Chato Matta llegó al restaurante por un cebichito de cachema con chicharrón de calamar y un arroz con mariscos. También pidió una jarrita con agua de maracuyá. “María, perdóname pero estoy herido. El gran Pancholón me timbró para tomarnos un Cartavio XO en las rocas. El gordito ya no es el mismo. Lo veo apagado, cansado y ojeroso, pese a que siempre repite sus famosas frases: ‘Somos los que somos’, ‘dame que te doy’, ‘abre que voy’, ‘la noche es joven’, ‘campeono en una’, ‘la pampa es para todos’, ‘se lo regalo’.

‘Chatito -me dijo-, la gente me pregunta si algún día voy a cambiar, pero no creo. voy a morir en mi ley. La ‘tóxica’ me cela, hacemos el amor, pero estoy pensando en la ‘grandota’ con quien me encierro en La Posada, tomo la pastilita azul y dejo bien a los varones, no me importa que me dé taquicardia. Nunca podré ser fiel a nadie. Tengo el corazón de piedra’.

‘Pancho -le dije-, pon algo de música para alegrar el ambiente’. Abrió la puerta de su camionetón negro, de lunas polarizadas, y puso una salsa dura en la voz de uno de sus cantantes preferidos, el ‘Moncho’ Rivera. ‘Yo, yo, yo creo que voy/ solito a estar cuando me muera/ he sido el incomprendido,/ pero yo, yo, yo solo estaré y juraré que cuando muera/ aún así con mis presagios pondré tu nombre a flor de labios y moriréeee’.

‘Chato -prosiguió- nunca pude hacer vida de casado. En las madrugadas tenía pesadillas, quería salir corriendo de la casa. Yo estoy podrido desde muy joven. Estoy enfermo del sexo. Hace un tiempo estaba por la avenida La Marina y me encontré otra vez con Jackie, quien fue mi primer amor de barrio, pero me engañó con el cholo con plata. Ese romance dejó huella en mí. Era guapa y andaba siempre con minifalda.

Años después, cuando la volví a ver, ya era una señora de las cuatro décadas que todo lo tenía bien puesto. Salíamos con amigos y había varios abogados que me querían ‘partir’, pateaban debajo de la mesa, pero se iban de cara.

‘Panchito -me decía ella en La Posada-, cometí el gran error de mi vida. Fue mi mala cabeza, pero la vida da muchas vueltas y siento que podemos recuperar el tiempo perdido’.

Yo me reía. Si me engañaste, ya fuiste. Eso no se perdona. Además, no creo en las mujeres que me ven después de 20 años y en una lloran y me quieren ‘comer el coco’. Después de hacer el amor, me quedé dormido y soñé que me querían partir. Era una pesadilla, soñaba que un abogado del Callao que me tiene envidia se llevaba a mi trampita. Estoy mal de la cabeza, necesito un psiquiatra’”.

Pucha, ese señor Pancholón se pasa de mujeriego, cochino y sinvergüenza, pero cuando sea viejo va a sufrir porque nadie lo va a amar de verdad y se quedará solo. Me voy, cuídense.

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