El Chato Matta llegó al restaurante por una parihuela de cachema con arrocito blanco, limón, rocoto en rodajas y, para la sed, una jarrita con chicha morada fresquecita. “María, me encontré en el sauna con el gran Pancholón. El gordito estaba resaqueado, tenía un chupetón en el cuello y se pidió unas chelitas heladas para cortarla.
‘Chatito, este pechito también sufre por amor. Estuve en la discoteca It Club de San Borja, de mi hermano Geovanni, al lado de mi colega, el goleador Nicolás Sánchez. Entre tragos le conté que la ‘abogada tóxica’ se fue a su Barinitas, en Venezuela, cansada de que yo la engañe con cualquier faldita o pantaloncito apretado.
Aunque es muy celosa y me persigue, a veces la extraño, así que le pedí al DJ que ponga el temazo ‘Costumbre’, interpretado por Josimar: ‘Háblame de ti/ cuéntame de tu vida/ sabes tú muy bien/ que yo estoy convencido/ de que tú no puedes/ aunque intentes olvidarme/ siempre volverás/ una y otra vez/ una y otra vez/ siempre volverás/ aunque ya no sientas más amor por mí, solo rencor/ yo tampoco tengo nada que sentir, y eso es peor/ pero te extraño/ también te extraño/ no cabe duda que es verdad que la costumbre/ es más fuerte que el amor/ una bulla Pancholón...’.
La canción me deprimió más por su letra, pero Nicolás me decía que me iba a pasar porque lo que yo tengo es precisamente una costumbre con la ‘tóxica’. ‘Tú no amas a nadie, eres caminante, callejero’, me dijo. Yo le decía que ella es una buena mujer y ahora que está lejos recién la valoro.
Pero en ese momento pasó una linda catira venezolana que me hizo ojitos. Se me acercó y me dijo: ‘¿Chamo, usted no sale en los canales de la televisión peruana resolviendo casos legales?’ Le dije que sí y ahí tocaron otra canción de Josimar. Nos pusimos a bailar y a los treinta minutos le dije a mi hermano el goleador que me iba a dejar bien a los varones en La Posada.
Mientras estaba en pleno faenón con la hermosa catira pensaba en la ‘tóxica’ y después me dije: ‘Las amo a todas, nunca podré ser fiel. Un tramposo nunca se planta, solo toma una siesta’”. Ese señor Pancholón no cambia ni cuando sufre por amor. Va a terminar viejo, enfermo y solo. Me voy, cuídense.
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