El Chato Matta llegó al restaurante por un poderoso caldo de gallina con presa grande, dos huevos, papita amarilla, cebollita china y rocotito molido. “María, desde hace varios días no sabía nada de mi hermano, el gran Pancholón. Uno de sus fieles amigos, el gran Patrón, me dijo: ‘Chatito, estoy preocupado por el ‘Emperador’, no contesta mis llamadas. Pero una trampita conocida del Callao me ‘chorreó’ su número privado. A ti te lo doy, pese a que Panchito está encerrado en su casa y no sale para nada’.
Llamé al abogado mujeriego y me contó su verdad: ‘Causita, tú eres mi hermano, me estoy volviendo loco. Estoy enfermo de sexo. A todas las mujeres que se me cruzan las quiero llevar a La Posada para hacerles el amor. No me puedo controlar. Saco la lengüita, me dan calambres en las piernas y me pongo virolo.
Después de la derrota de la selección ante Ecuador, me puse mal y para ya no renegar con el viejo Fossati le mandé mensajes de wasap a mi grandota venezolana para que cure mis penas. Me escapé de la tóxica y me encerré en el hotel de los infieles.
Pero estoy intranquilo, pese a que dejé bien a los varones, en las noches sudo frío, siento ataques de pánico y me falta la respiración. Hasta sueño que un abogado del Callao, que me tiene envidia y siempre me maletea, me parte con mi grandota. Por eso me desperté sudando y con taquicardia’… Como me preocupé por mi amigo, llamé al doctor Chotillo, quien se empezó a burlar del gordito.
CHOTILLO: Chato, Panchito ya fue. Está viejo y acabado, su celular ni suena. Todos esos pantaloncitos con los que recorría las noches lo han abandonado. Encima está mal de la próstata, sufre para orinar.
CHATO: Doctorcito, respete al ‘Emperador’. El me ha contado cuando ibas con tu mandilito de estudiante de medicina a rogarle que te presente a alguna chica y ellas se burlaban de ti porque te sudaban las manos, tartamudeabas y solo abrías tu billetera y te sangraban rico. Dice que toda tu vida fuiste ‘paganini’ y las mujeres te veían y te ven como ‘monto’. No tienes sangre para la ‘pampa’.
CHOTILLO: Yo estoy ganador. ¿Dónde están todas esas mujeres que subían a la camioneta del gordito? Solo hacían hora, Pancho ya no chapa ni la gripe. Vive de recuerdos.
CHATO: Panchito me dice en el sauna que toda la vida lo has envidiado y si te muerdes la lengua te mueres con tu veneno. Nunca le perdonaste que te partió con la ‘burrier’. Que eres perdedor y nunca serás como él, a quien lo conocen como ‘el Luis Miguel del pueblo’.
CHOTILLO: Chatito, dile que el alumno superó al maestro. Yo paro con Macchi en hoteles cinco estrellas, tomo vino de mil dólares y como langostas. Panchito no sale de La Posada con su pollito a la brasa y roncito barato”.
Pucha, ese doctor Chotillo es malo con su boca. Pero el señor Pancholón es un cochino y sinvergüenza que va a terminar solo por mujeriego. Me voy, cuídense.
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