El Chato Matta llegó al restaurante por un lomito saltado con bastante arroz blanco y una jarrita de emoliente con cebada.
“María, me mandó un ‘wasap’ mi hermano Pancholón: ‘Chatito, no confío ni en mi sombra, tú eres uno de mis pocos amigos. Vente urgente a la clínica, habitación 69, urgente’. Me fui volando y lo vi echadito en la cama. Sacó su celular y me hizo escuchar un audio donde se oía la voz de Chotillo que decía: ‘Soy médico y les digo que a Pancholón le queda poco tiempo de vida, ya fue el gordito.
Ahora yo seré el nuevo amo y señor de la noche. Voy a arrasar con los pantaloncitos en ‘Bazar’, ‘Open’, ‘Qincha’ y ‘Sargento Pimienta’, porque estoy en mi mejor momento, ‘chocolate’, ganadazo; alucina que el ‘Rey de los casinos’ me busca para que le presente a chicas. Ivana, Brunellita y la ‘Chama’ han salido con nosotros, pero solo jugamos naipes...’. Pancho me miró muy serio y se puso a reflexionar en voz alta: ‘Chato, la verdad es que casi no la cuento. Se me reventó la vesícula en plena operación.
El de Arriba me ha perdonado pese a que soy pecador, hice daño a muchas mujeres, pero nunca fui mala leche. Mi carisma y floro las enamoraba y no podía resistirme a las tentaciones. Pero ahora que estoy postrado en una cama, me doy cuenta de que muchos de esos que me besaban las manos y hasta me decían ‘Padrino’, ni siquiera han preguntado por mí. Solo tengo a mis hijos, mis hermanos, mis viejitos y algunos amigos contados con los dedos de la mano.
Ahora también ves si la mujer que está a tu lado vale la pena o solo está contigo por interés...’. ¿Por qué Chotillo habla así?, le pregunté. Y me respondió: ‘Causa, a ese largador y puñalero yo le di color, lo descubrí, soy su Ferrando. Cuando lo conocí atendía en una posta en las afueras de Lima, le presentaba mujerones y hasta le daba su sencillo al salir de La Posada y ahora mira cómo me paga. Hace unas semanas me llamó y me dijo: ‘Maestro, acabo de inaugurar un huequito espectacular en Chorrillos.
Allí conocí a unas primas, son unas bellezas’. Pancho se relamió los labios, pues Camuchita -novia de Chotillo- y sus primas lo dejaron boquiabierto. Justo las primas preparaban un lechoncito en ‘caja china’, que era para chuparse los dedos. Pero Camuchita, apenas me vio, me empezó a torear: ‘Panchito, me han contado que eres terrible. ¿Quieres que te dé lechoncito en la boquita?’. La muy bandida se dio media vuelta para recoger una botella de gaseosa del suelo y me enseñó todo el esplendor de sus posaderas. Era una invitación al pecado. Ya fue Chotillo. La arrinconé y le robé un beso con lengua.
Hablaba como colombiana y eso me excitaba más. ‘Usted es un gordito lindo, lo espero arriba’. Pero eso sí, que no te vea Chotillo. Él se ha enamorado de mí y me ha prometido llevarme al Caribe’, me dijo mordiéndose el labio. ‘Los hombres pierden la razón por una mujer como Camuchita’, pensé. ‘Chato, te juro que se me subió el trago. Creo que partir al médico me trajo mala suerte’”. Pucha, ese señor Pancholón siempre anda en problemas por mujeriego. Me voy, cuídense.
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