El Chato Matta llegó al restaurante por un cebiche de corvinilla con bastante ají y un arroz con hueveras fritas, salsa criolla y una jarra de limonada. “María, me timbró el gran para que vaya a su sauna privado y ahí también estaba el famoso doctor Chotillo. En la cámara de vapor, a más de 50 grados con eucalipto, hierbaluisa, muña y manzanilla, la nostalgia invadió la conversación por la repentina muerte de Daniel Peredo, quien corrió la cancha con Pancholón en varias transmisiones en el Perú y el extranjero. Pidieron unas cervecitas heladas y salsa clásica de uno de sus cantantes preferidos, Ismael Rivera: ‘Yo, yo, yo, creo que voy / solito a estar/ cuando me muera/ he sido el incomprendido,/ ni tú ni nadie me ha querido/ tal como soy/ Bituqui, pero yo, yo, yo, / solo estaré y juraré que cuando muera/ aun así con mi presagio, tendré tu nombre a flor de labio y morirééé...’. Pancho empezó a hablar: ‘Chotillo, a ti te falta calle, mundo. Mientras tú eras un sanazo estudiante que no chapaba ni la gripe, yo recorría el mundo siempre con mujeres A-1 a mi lado. En el año 93 tenía la exclusividad para narrar los partidos de Cristal y me tocó ir a Huánuco. A los 15 minutos empezó una lluvia torrencial y yo estaba al pie de la cancha, pero debía seguir transmitiendo para mis oyentes... ‘La domina el paragua Garay, levanta la mirada, toca para el ‘Machi’ Pinillos, con su zurda la deja para Julinho, pica Maestri y gool gollll, goooooolll, estoy mojado, mojadito, empapadito. Yo tomo Cristal...’. Recuerdo que Peredo me vacilaba porque horas antes me había visto con una espectacular huanuqueña minifaldera por la plaza de Armas... La vida es una sola, Chotillo, que descanse en paz el buen Daniel, ahora estamos aquí y mañana solo Dios sabe, no seas atorrante, envidioso ni puñalero. Yo soy como soy, barrio, mujeriego y parador...

CHOTILLO: Gordito, jamás voy a olvidar que me partiste con la mujer con quien me iba a casar. Eso me traumó. En las noches soñaba que entraba a tu casa y te clavaba un puñal por traidor, pero ya aprendí la lección, la pampa es para todos. ¿Cuántas mujeres han pasado por tus brazos?

PANCHOLÓN: Un varón pierde la memoria, doctor. Solo te digo que tengo más de 30 años de caminante. La noche es mi amiga y amante, solo ella sabe de mis interminables noches de placer en La Posada.

CHOTILLO: Tu época ya fue, vives de recuerdos, esa Jeep te levanta unos puntitos, pero ya nadie te para balón...

PANCHOLÓN: La clase no se compra en la esquina. Tú tienes que regalar un smartphone 8 plus para que te digan ‘te quiero’, a tus más de 40 años ninguna mujer te ha amado de verdad, solo te sangran, te besan con los ojos abiertos.

CHOTILLO: Te veo viejo, aguado, los mondongos te cuelgan, no te alucino ganador en la intimidad, toma tu pastillón y suave con el bobo’”. La conversación se puso picante, la otra semana les termino de contar. Me voy, cuídense.

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