El Chato Matta llegó al restaurante por un cebichito de ojo de uva con bastante ají y un arroz con mariscos, quesito rallado y una jarra de limonada frozen. “María, la semana pasada te contaba del gran debate que se realizó en un sauna privado entre Pancholón y el doctor Chotillo. En la cámara de vapor, a más de 50 grados con eucalipto, hierbaluisa, muña y manzanilla, la conversación se puso picante. Pancho dijo ‘mejor, vamos a la seca’, pidió unas cervecitas heladas y salsa clásica de uno de sus cantantes preferidos, Tito Gómez. Este amor que me tiene loco. / Me está atormentando y no sé qué hacer. / Dime tú, tú, mi gran amigo, alzando esta copa, lo que debo hacer / tú sabes bien cuánto la quise / y sabes bien que la adoré /y ahora resulta que solo fui un juguete / no me resigno, pues yo no sé perder... / Dime, dime cómo hago, trato de olvidarla y la quiero más. / Ella, ella no te quiere, en el mundo hay otras, ya no sufras másss...
PANCHOLÓN: Chotillo, no hay máquina del tiempo. Yo, a mis 50, no estaré para ‘Esto es guerra’ ni ‘Combate’, pero soy cumplidor, porque la experiencia no se compra en la botica. La pastillita es para ir a la segura. A veces la desconfianza te come el coco, pero sigo pegándole como en mis mejores tiempos. Los chibolos corren como loquitos, uno hace la pausa y cambiamos de segunda a quinta velocidad cuando las chicas se emocionan. A mí ya me contaron que eres más rápido que Usain Bolt y siempre te preguntan: ¿Ya? Después, las chicas te agarran la cabecita y te dicen ‘tranquilo, debe ser el estrés’.
CHOTILLO: Pancho, tu problema es que te crees lo que no eres. Alucinas que estás arreglado, eres un demonio en el blando y al final te salva tu tarjetita de abogado, donde dices que no cobras la consulta. La pegas de ser muy caminante y un ‘dame que te doy’ te mandó al hospital con taquicardia. A tu edad ya comienzan a salir las cucarachas...
PANCHOLÓN: Chotillo, por hombres como tú, algunas chicas cambian de equipo. Las decepcionas. El hombre no debe ser patán ni atorrante. No te respetan, las llevas a un salsódromo y se les van los ojos por otros. Los peloteros te ven como ‘punto’, se te pegan como causas y le sacan el celular a tus ‘trampitas’. Yo siempre gané por carisma, nunca ofrecí nada para campeonar, nunca seré como el ‘Pizzero’, Macchi ni el ‘Rey de los cueros’, que regalan joyas, botas y viajes. Yo me las llevo por un pan con pollo y sus papitas al hilo, con todas las cremas.
CHOTILLO: Lo que quieras, gordito, pero tú eres taco cinco para abajo. Tu límite es la avenida Sucre. En Miraflores y San Isidro, donde yo camino, te ven como un ‘pirañón’. Mi catálogo de chicas es A1. Yo ‘pecho’, soy auspiciador porque es mi vacilón. Si tengo ganas de un whisky etiqueta dorada o Cartavio X0, normal. Tú, para tomar un trago así, tienes que hacer chancha con 9 abogados y encima te quedas con el sencillo.
PANCHOLÓN: Reitero, veo que me envidias. Nunca has tenido sangre para las mujeres. No te conozco una chica que te haya besado como lo hace Antonela Roccuzzo a Messi, todas te besan pensando en el billete que van a llevar a casa..”. Asuu, la conversación se puso brava y aún falta más. Me voy, cuídense.
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