El Chato Matta llegó al restaurante por un cebiche de cojinova con bastante ají limo y un sabroso arroz con langostinos con quesito rallado encima y su jarra de chicha morada. “María, me timbró el gran Pancholón, amo y señor de la noche y del dame que te doy. ‘Chatito, baja urgente a mi sauna privado. Llegué molido de Pucallpa y Jaimito está poniendo hierba fresca, eucalipto, manzanilla, hierbaluisa, muña, romero y un toquecito de canela que le da un rico aroma’. Apenas abrí la puerta de la cámara de vapor, vi calato al gordito mujeriego. En el cuello le colgaba tremendo cadenón de oro y tenía sortijas en casi todos los dedos de las manos. Salimos un rato al jacuzzi y puso música a todo volumen. Era un tema de Maluma... /Si conmigo te quedas/ o con otro tú te vas/ No me importa un carajo/ porque sé que volverás/ Y si con otro pasas el rato/ Vamos a ser feliz, vamos a ser feliz/ Felices los cuatro... ‘Causita -levantó la voz el popular ‘Coyote’- tengo 30 años caminando. Noches y madrugadas enteras entregado al placer. Puedo oler a varios kilómetros de distancia un calzoncito sucio, el colorete bamba y tinte barato. A un partidor lo saco al ojo. A una canallita la volteo en una. Las actrices me dan risa. Los ‘paños de lágrimas’ son idiotas. Solo una vez amé en la vida, pero nunca pude ser fiel. El mismo día que me casé, en la mañana estuve haciendo el amor con otra mujer y llegué tarde a mi matrimonio. Soy un perro, lo reconozco’. Pidió una cerveza helada. ‘Ahora veo muchos sonsos en la calle y la televisión. Algunos se confunden y creen que estar con una mujer es como un show de ‘Esto es guerra’ o ‘Combate’. El varón debe hacerse sentir, roncar y dejar huella, pero jamás ser atorrante ni patán.
Los años no pasan en vano, la vida es una sola, la próstata me está ganando la batalla, pero nada me tumba. Soy cazador por naturaleza. Al doctor Chotillo lo atrasé un par de veces y por eso me odia. Un tiempo caminábamos todos los fines de semana por salsódromos y peñas. Una noche estaba de rumba en plena calle y el médico llegó con su nueva conquista, Fiorellita, una charapita espectacular. No aguanté y le tiré maicito en una. Cuando él volteaba, yo le sacaba la lengüita y le guiñaba el ojo. Tragos van, tragos vienen. Cuando Chotillo se fue al baño la blanca me lanzó una mirada de loba y me chapó. Al día siguiente, ya era mía en La Posada. ‘A ti sí te siento, Panchito, sigue’, me susurraba y eso me excitaba más. Le robé la enamorada al doctor y sé que nunca me perdonará. Ahora, cuando lo veo, le digo ‘hola, mi hermano, Fiorellita fue una más en mi vida y tú te ibas a casar con ella’”. Pucha, ese Pancholón por ser tan mujeriego, ahora está mal de la próstata y cualquier día lo van a operar. Me voy, cuídense.
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