El Chato Matta llegó al restaurante por un espectacular fetuccini a la huancaína con su churrasco a la inglesa y una jarra de chicha morada. “María, no sé por qué pasan cosas bien extrañas en mi vida. Pancholón estaba con unas traviesas el viernes y me reventaba el teléfono para tomarnos un roncito Cartavio XO, pero yo estaba cansadazo. Me fui a la camita temprano. Llegué a casa, me di un baño con agua caliente y me quedé pensando. Me pasé una hora mirando el techo y alucinando lo que ha sido mi vida y lo que será mi futuro. Estar solo tiene sus ventajas, pero a veces la nostalgia me invade. Mi cama la siento fría. Tú sabes que estoy separado desde hace años, la mamá de mis hijos me botó de la casa por engañarla con una caderona de mis tiempos cuando trabajaba en el ministerio. Lo peor es que esa mujer nunca significó algo importante en mi vida. Pero mi señora jamás me perdonó la traición. Me dolió por mis hijitos, a quienes amo y siempre voy a verlos. Sufrí mucho tiempo, hasta que la soledad se casó conmigo. Tengo mis aventuras con las amiguitas de Pancholón, pero nada serio. Ahora que están dando ‘De vuelta al barrio’, peor, me lleno de nostalgia.
Hasta recordé a mi primer amor, María, la chiquita de mi adolescencia. Nunca le di un beso pero era un sentimiento bonito, puro. Me puse a cantar ese gran tema de Los Iracundos: Te llamé, porque hace un año que no hablamos/ Para romper, aquel adiós que nos juramos/ Voy a pedirte de rodillas/ que regreses junto a mí/ porque soy de ti/ y te quiero como antes/ mucho más... Los tiempos han cambiado. Ahora con el Facebook, encuentras a medio mundo y en una se te regalan. Justamente, hace un mes, una de ellas averiguó un ‘face’ trucho que tengo y se conectó conmigo desde Madrid. ‘Chatito, nadie me daba razón de ti, te has perdido. Pero la loca Elizabeth sigue todos tus movimientos y ella me dio tu ‘face’. Llego a Lima el lunes, recógeme en el aeropuerto. Con mi viejito no pasa nada. Vivo en una bonita casa, pero hago mi vida. Lo peor que le puede pasar a una sudamericana es casarse con un hombre aburrido, así sea rico. Es un enfermo de los celos y cuando se emborracha, me pega porque dice que ando con minifaldas y pantalones ajustados para provocar a los hombres’. La cosa es que Giovanna llegó forrada de euros. ‘Chato, ¿te acuerdas de nuestro primer campamento en ‘León Dormido’? Nunca lo olvidaré, porque fui tuya por primera vez. Ahora te invito a un hotel cinco estrellas. Aquella vez no teníamos ni para pagar ese trago horrible, creo que se llamaba ‘Cien fuegos’, ahora alquilaremos una suite frente al mar’. La pasé bien. Estaba guapa, enterita y sentía que me apreciaba, pero a mi edad ya no estoy en condiciones de volver a formar un hogar. Es como empezar de nuevo y me aburre. Puedo salir, estar un fin de semana, pero no soportaría vivir con alguien a quien no amo. Además, mis hijos están en una edad difícil, su madre trabaja y deben estar chequeados por su padre, más en estos tiempos de ‘fiestas semáforo’, ‘ballena azul’ y ‘perreo’. Decidí saborear ese rico champán y pasarla de lo mejor. Eso sí, siempre hay que dejar bien a los varones”. Pucha, ese Chato perdió a una buena mujer por mujeriego y dejarse llevar por el cochino de Pancholón. Me voy, cuídense.
Si te interesó lo que acabas de leer, puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter, y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.