Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un espectacular caldo de gallina con su huevito duro, ajicito y harta cebolla china. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada. “María, el Perú es un país bendecido por Dios y la naturaleza. Prácticamente tenemos todas las geografías y climas del mundo: desiertos, selvas, bosques, montañas, un mar extenso y rico, y lagos inmensos como el Titicaca. Adicionalmente a ello, en este territorio florecieron civilizaciones tan avanzadas como la china, romana o griega. Además, le hemos dado al mundo superalimentos que han evitado hambrunas, como es el caso de la papa, el maíz y la quinua.
Las entrañas de nuestra tierra guardan grandes yacimientos minerales, como cobre, plata, oro y ahora litio, uno de los minerales que más se utilizará en el futuro. Y la mezcla de culturas y razas nos ha dotado de manifestaciones culturales ricas en ritmos, colores y arte. Ahí están como ejemplo danzas como la marinera, el huaylas, el tondero, la polca o el vals peruano. Igualmente nuestra gastronomía es motivo de orgullo.
Quien ha viajado a otros países puede dar fe de que como nuestra comida no hay. No solo es la más deliciosa, sino también diversa. A donde uno vaya, al norte, al sur, a la sierra o la selva, encontrará ricos potajes. Además, hace unas semanas el restaurante Central, de Virgilio Martínez, fue elegido como el mejor del mundo. Cuando uno sale del Perú y nos preguntan de dónde somos, la gente suele decir: ‘Ah, Machu Picchu’ o ‘Ah, Mario Vargas Llosa’. Porque el escritor también es nuestro estandarte, nuestro emblema en el mundo. Hay que sentirnos orgullosos de este legado.
Hoy es el aniversario patrio y quería recordar todo esto para levantar la moral de nuestro pueblo, golpeado por la crisis económica, la recesión, la inestabilidad política y la fuerte corrupción que no nos deja avanzar. Los peruanos somos resilientes, creativos y sacrificados. El peruano no se muere de hambre y es ‘mil oficios’. Nosotros no vivimos en la calle o bajo un puente, como muchos gringos pobres en las ciudades de Estados Unidos. Los cholos plantamos nuestras cuatro esteras en la cima de un cerro y empezamos de cero. En pocos años tenemos nuestra casita de material noble y hasta servicios de agua y energía eléctrica, tras organizarse como pueblo joven.
Muchos de los que hoy son grandes empresarios fueron vendedores ambulantes, bodegueros o amas de casa. El sacrificio, esfuerzo, disciplina y mucha resiliencia hizo que triunfaran en la vida de la mejor manera, sin robar, estafar o pedir limosna. Por eso, en estos días de Fiestas Patrias quiero aplaudir a esos peruanos valerosos, los verdaderos héroes del país. En estas horas de crisis serán esos peruanos los que nos sacarán del fondo”. Buenas palabras de Gary. Me voy, cuídense.