Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un arroz con pollo servido con papa a la huancaína y sarsa criolla. Para tomar pidió una jarrita con emoliente heladito. “María, tremenda polémica se armó hace unos días con la obra teatral ‘María Maricón’, organizada por alumnos de Arte de la Pontificia Universidad Católica.
La producción era evidentemente una ofensa a la imagen de la Virgen María y a los católicos del país. Para hacer arte no hay necesidad de denigrar a ninguna fe religiosa. Para los feligreses, que se toque a figuras importantes de la espiritualidad cristiana es demasiado impactante. Felizmente la universidad pidió las disculpas a la comunidad y a la opinión pública, y anunció que suspendió la obra de teatro por el mal uso de símbolos religiosos.
Esperemos que este tipo de falso ‘arte’ no vuelva a presentarse. Está bien la libertad de pensamiento y de expresión, pero eso se pierde cuando se ofende a una comunidad. Como sostiene la Conferencia Episcopal Peruana, la libertad de expresión ‘no es un derecho absoluto y tiene límites, sobre todo cuando riñen con otros derechos como la libertad religiosa y la devoción del pueblo peruano’.
Muchos estamos de acuerdo en que determinados grupos poblacionales del país quieren ‘visibilizar’ sus demandas y se sienten discriminados, pero hay formas. Pienso también que este tipo de manifestaciones deslegitiman sus protestas y argumentos. Todos los peruanos tenemos los mismos derechos y obligaciones. Nadie está por encima de otro.
A más de 200 años de nuestra independencia, ya no existen castas ni personas con privilegios. Ni para arriba ni para abajo. Si queremos vivir en paz, seamos empáticos. Y, sobre todo, se debe respetar las tradiciones y fe religiosas. Según el Censo Nacional de 2017, aproximadamente el 76% de la población peruana se considera católica. Otro porcentaje es cristiana y algunos no tienen fe o pertenecen a otras congregaciones. ¿Cuál es la idea de ofender a los que creemos en Dios? ¿Encender la pradera? ¿Victimizarse? ¿Parecer progresista, artista incomprendido?”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.