Ir por el camino torcido, puede costar la libertad. (Foto: ICE)
Ir por el camino torcido, puede costar la libertad. (Foto: ICE)

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una chuleta de chancho doradita, arrocito blanco graneado con salsa criolla y una chicha morada fresquecita para la sed. “María, en estos tiempos veo que cada vez más gente pierde el rumbo de su vida y cruza la línea. Es decir, comienza a cometer delitos para obtener dinero fácil y rápido. Gravísimo error, porque el crimen no paga.

Andar en malos pasos te puede llevar a la cárcel o el cementerio. Lo triste es que la gente lo sabe, pero igual lo hace. Tampoco valora nada su honor, su apellido, que debe estar limpio. Porque eso es lo que heredamos a nuestros hijos. No les podemos dejar un nombre manchado, en la vergüenza.

Siempre he dicho que las cosas que valen la pena siempre cuestan. Si quieres ser un profesional, debes quemarte las pestañas estudiando hasta de madrugada. El estudio, el trabajo honrado mejorarán tu vida y la de los tuyos.

Es de esa forma en que se deben conseguir los sueños: una casa linda, tal vez un carro o viajar. Lo que sea que desees, pero debe ser obtenido de manera honesta.

Los que transitan por el camino torcido en estos tiempos se juegan más que la libertad, pues la delincuencia es terriblemente violenta, como nunca antes se vio, y ahora las mafias criminales no tienen ningún problema en mandar asesinar a los rivales o a los compinches si sospechan que les están jugando sucio.

Me da mucha pena cuando veo a los jóvenes cometiendo delitos, pues así destruyen su vida, su futuro. La juventud es una etapa linda que debe ser aprovechada al máximo estudiando, formándose como personas de bien. No se puede decir: ‘Soy joven, así que tengo que aprovechar para divertirme todo lo que pueda’. No es así. Claro que está bien divertirse. Pero eso no debe ocupar todo el tiempo. Solo una pequeña parte.

La juventud es la mejor etapa para construir tu futuro. Después llegan las obligaciones y la misma vida te va quitando posibilidades”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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