Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un chupe de pescado servido con limoncito y rocoto molido. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada. “María, queda menos de un año para las elecciones generales del 2026, donde ahora tendremos, además de presidente y vicepresidentes, diputados y senadores, aparte de gobernadores regionales y consejeros regionales. Harta burocracia.
Lo peor es que hay una tendencia en los últimos años que personajes siniestros, interesados y populistas postulan a cargos para hacer negocios, tener poder o llenar la administración pública con familiares o allegados. Eso se ve ahorita nomás en el actual Congreso, donde los dueños de universidades privadas lograron tumbarse a la Sunedu que intentó controlar el negociado de los centros de estudios superiores ‘de cartón’. Lo peor es que han puesto a dirigir esa importante institución a su propia gente. Es decir, el gato de despensero.
Otros fueron a más. Alianza para el Progreso (Perú), del inefable César Acuña, logró que uno de sus alfiles sea nombrado ministro de Salud. Ahí todo bien, porque así es la política. Pero el gobernador regional de La Libertad no da puntada sin hilo. Es sabido que los egresados de Medicina de su universidad no superan los exámenes del Colegio Médico para poder ejercer.
Sin embargo, sus exalumnos ahora son elegidos para el Serum, o sea practicar en los hospitales y postas públicas. Demás está decir que la minería ilegal e informal tienen representación y apoyo en el Legislativo. El propio presidente de ese poder del Estado, Eduardo Salhuana, los recibe en su oficina y los ayuda. Todo está podrido. Por eso necesitamos políticos que sí trabajen por el pueblo y no se sirvan de él para sus intereses.
Queremos gente honesta en los ministerios, en las oficinas y el Parlamento. Fuera los ‘Niños’, los lobistas, los abiertamente corruptos y los malos empresarios que solo llegan allí para defender sus negocios, amasar más fortunas y defender a delincuentes. Ya basta de esto. El pueblo debe aprender a votar bien, pues su futuro depende de eso”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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