Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un tiradito de pescado al olivo y un chaufita de mariscos con cremas, rocotito y una limonada fresquecita. “María, llama la atención el comportamiento reiterativo del pelotero Jean Deza, quien fue denunciado por su pareja de haberla golpeado en la fiesta de Año Nuevo hasta dejarla inconsciente. No es la primera vez que el chalaco es acusado por una mujer de pegarle. Son varias y demuestra que padece un grado de violencia que no puede controlar.
En estos tiempos es increíble que existan tipos que agreden a mujeres. Lamentablemente, el de Deza es solo uno de miles de casos de este tipo en nuestro país. A diario numerosas mujeres son golpeadas físicamente, humilladas y hasta asesinadas de la manera más terrible. A las niñas desde pequeñas hay que educarlas para que no toleren ningún tipo de abuso contra ellas, y eso se logra desde el ejemplo. Los padres no pueden estar peleando delante de los hijos. Algunos consejos de los que saben:
- Hay que eliminar prejuicios. Nada de decirles que barrer o lavar son tareas solo de mujeres. Niños y niñas tienen el mismo valor y merecen el mismo respeto y consideración.
- Integrar a niños y niñas. En los juegos, en los deberes del hogar, en los deportes. Mujeres y hombres pueden hacer lo mismo.
- Dar el ejemplo. El papá debe evitar gritar, insultar, golpear a la madre. Debe tratarla con respeto. Los hijos, hombres y mujeres, ven ese comportamiento y lo imitarán de grandes. Si ven que el padre es un abusador, tenderán a aceptar que es normal y luego lo aceptarán con naturalidad.
- Hablarles sobre la igualdad. Decirles de forma clara que la violencia no puede ser permitida y menos de un hombre contra una mujer o los niños.
- Transmitir valores. El respeto, la empatía, la solidaridad, la responsabilidad, la compasión, el amor y la honestidad, entre otros, son fundamentales para desterrar la violencia y el abuso de nuestra sociedad”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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