
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un tallarín saltado de pollo con su ajicito molido. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada. “María, penoso lo que pasó con un joven deportista, quien terminó en la unidad de cuidados intensivos de una clínica, tras ser noqueado en un certamen de pelea organizado por el conocido streamer Neutro.
Lo peor es que, según los testigos, el muchacho estuvo cuarenta minutos sin ser atendido, pues el evento se realizó sin la supervisión de ninguna comisión deportiva ni organizadora oficial de boxeo. Hay que tener mucho cuidado con este tipo de torneos informales, pues los participantes pueden morir.
Tampoco hay que hacer caso a esos retos virales peligrosos que siempre aparecen en redes sociales. Precisamente Neutro, antes, según imágenes de un video, le prendió fuego a un amigo, como parte de un reto.
El hombre tuvo que lanzarse a una piscina para no morir quemado. Este tipo de actividades lo único que buscan es incrementar el número de visualizaciones. Da miedo todo esto, pues gran parte de los seguidores de estos streamers son niños y adolescentes que pueden imitarlos, con graves consecuencias. Los padres deben tener mucho cuidado.
Lo primero, tienen que controlar los contenidos que consumen sus hijos. Y, a través del control parental, saber qué planean hacer con sus amigos. Los menores, por lo mismo que no han alcanzado la madurez, son temerarios. No miden el peligro.
Escuché una declaración de Neutro en el sentido que no se sentía responsable de lo que había pasado con el boxeador noqueado, de nombre Daniel Díaz. Es más, anunció que seguirá haciendo sus peleas, pero esta vez contratando a paramédicos.
¿Dónde están las autoridades? ¿Un joven casi muere y no pasa nada? Nadie regula a los streamers ni lo que hacen. Si esto se hacía en televisión, hubiera habido un escándalo. Pero el Ministerio Público o la Policía no se están fijando como debieran en las redes sociales. No esperemos a que ocurra una desgracia para actuar con la ley en la mano”. Muy bien por Gary. Me voy, cuídense.
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