
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un churrasco con papas fritas, arroz graneado, ensalada y, para tomar, un emoliente calientito. “María, me sorprendió mucho la extraña muerte de José Miguel Castro, quien fue gerente en la gestión municipal corrupta de Susana Villarán. Según las primeras investigaciones, tenía un corte en el cuello en el baño de su casa. Estaba con detención domiciliaria por las millonarias coimas que recibió esa gestión de izquierda en la alcaldía de Lima. Y era colaborador eficaz de ese caso. No creo que sea un suicidio. Espero que se investigue a fondo.
Ahora hay mucha gente en el país que anda metida en problemas con el Poder Judicial, con la Fiscalía o con la Policía, porque cruzaron la línea y se pasaron al lado oscuro, o porque, aún siendo inocentes, no tuvieron cuidado al tomar ciertas decisiones, se equivocaron y se vieron envueltos en graves líos. Un tema con el que hay que tener muchísimo cuidado es con el dinero que llega a nuestras manos. Estamos en la obligación de conocer bien su origen antes de hacer uso de él. En el tema de las extorsiones, los delincuentes dan a las víctimas ciertas cuentas bancarias para que depositen en ellas el dinero que les piden. Esas personas que prestan sus cuentas siempre son atrapadas y acusadas. Los delincuentes también lavan su dinero sucio ‘invirtiéndolo’ en bares, discotecas y otros negocios. Algunos consejos:
- No creas todo lo que te ofrecen. Pregunta cuando algo en un negocio te genera dudas. No te apresures en tomar una decisión. Si no estás seguro, mejor aléjate.
- Averigua todo lo que puedas de la persona que te ofrece el dinero. Por ejemplo, entérate si tiene antecedentes judiciales.
- Jamás prestes tu nombre, cuentas bancarias ni tu documento de identidad.
- Recuerda que los intermediarios no son las personas que realmente están haciendo el negocio.
- Cuando un negocio no es claro, déjalo pasar”.
Gary tiene razón. Qué buenos consejos. Me voy, cuídense.








