El fotógrafo Gary llegó al restaurante por un tiradito al olivo y, de fondo, una jalea mixta de doncella con calamares, uñas de cangrejo, conchitas de abanico y langostinos, acompañado de salsa criolla, choclito cocido y cancha serrana. Para calmar la sed, un refresco de maracuyá heladito.
“María, el otro día vi las fotos aéreas de miles de hectáreas de selva destruidas en Madre de Dios por parte de la minería ilegal. Tuve sentimientos encontrados: pena, rabia, vergüenza ajena. No puede ser que un puñado de delincuentes disfrazados de ‘empresarios mineros’ se hagan más ricos arrasando nuestros bosques y matando ríos, incluso en reservas naturales, y todos los peruanos no podamos hacer nada para evitarlo. Ese paraíso le pertenece a nuestros hijos, debería ser nuestro legado. No podemos dejarles miles de hectáreas sin vida.
Las imágenes fueron captadas por aviones de la Fuerza Aérea, cuando volaban a cuatro mil metros de altura, cerca de la frontera con Bolivia y Brasil. Cientos de dragas y retroexcavadoras convierten día a día, las 24 horas y sin descanso, selva virgen, bella, verde, llena de vida con coloridos pájaros y toda clase de animales, en áreas muertas y envenenadas, con el mercurio y el cianuro que esos sujetos emplean para extraer el oro. Allí también arrojan la gasolina y el diésel de sus motores. ¡Un crimen contra la humanidad!
Y cuando llueve, lo que es común, todos esos elementos tóxicos se esparcen en extensas áreas y son absorbidos por la tierra y llegan a otros ríos, envenenando y matando plantas, animales y hombres. Encima, esas áreas están en las zonas de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata, que tiene uno de los mayores índices de biodiversidad en todo el planeta, y en el Parque Nacional Bahuaja Sonene, donde están prohibidas la tala de árboles y la minería. La Pampa es el mayor centro de minería ilegal de nuestro país. En ese lugar, numerosos campamentos mineros están asentados, y no solo destruyen la naturaleza, sino que también perpetran otros delitos como la trata de personas, tráfico de drogas, prostitución -incluida de menores-, explotación y otros.
Los nativos de esas zonas son despojados de sus tierras a la fuerza y hasta asesinados. El presidente Martín Vizcarra debe encabezar esta lucha para que sea frontal y sin cuartel. De lo contrario, esas sanguijuelas seguirán destruyendo nuestra selva. ¡Cometen tantos delitos y no se les puede capturar! Se debe hacer algo para meter a esos asesinos a la cárcel y quitarles sus fortunas malhabidas”. Gary tiene razón, Me voy, cuídense.María¡salvemos nuestra selva!la seño