Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unas chuletas jugosas y doraditas con papitas nativas sancochadas, ensalada criolla y, para tomar, una manzanilla calientita. “María, los chicos hoy en día paran pegados a la laptop, el celular, la tablet o el televisor. Es difícil sacarlos de ese círculo vicioso porque hay millones de contenidos interesantes y de todo tipo. Desde los deportes hasta videos de chistes, estrellas de cine, juegos y mucho más.
Entonces, como se envician dejan de lado los libros, que son esenciales para el conocimiento. Hay escolares que hacen las tareas del colegio a la volada para ponerse a jugar en línea. Pasan demasiadas horas perdiendo el tiempo, lo que les afectará en el futuro, no solo por la dependencia a las pantallas electrónicas que pueden ir adquiriendo, sino porque esa actividad les quita valiosas horas de estudios. Los padres tenemos la responsabilidad de no permitir que eso ocurra. Los expertos dan algunos consejos:
-Establece horarios para las pantallas electrónicas. Máximo debería ser una hora al día. De lo contrario no podrán estudiar bien ni realizar las tareas domésticas.
-Mantente firme. Aunque al comienzo no les guste y hasta puedan renegar, deben saber que las reglas se cumplen en el hogar. De lo contrario deberán tener sanciones, como dejarlos sin ver la televisión un día, por ejemplo.
-Deben hacer tareas domésticas. No solo dedicarse al estudio y jugar. También deben ayudar en la casa, lo que es importante para que desarrollen el sentido de la responsabilidad y tengan mayor espíritu de colaboración. No deben temerle al trabajo.
-Haz que adquieran amor por la lectura. Que lean lo que tus hijos quieran, una historieta, un libro de cuentos, una novela. Que entiendan que no solo hay diversión viendo videos.
-Edúcalos con respeto y amor. No los grites ni insultes. Corrígelos con paciencia y de forma positiva. Diles ‘tú lo puedes hacerlo mejor’, por ejemplo”. Qué buenos consejos. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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