Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unos tallarines rojos con presa de pollo, al costado una papita a la huancaína bien cremosa y, para tomar, una manzanilla calientita. “María, vi al productor Ricardo Morán en un video en el que dice que la mamá es ‘una especie de imposición que les hacemos los adultos a los niños; si nunca nadie les habla de una mamá, nunca preguntan por ella’.
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Me quedé sorprendido, pues no me explico cómo alguien puede llegar a semejante razonamiento. Porque todos, absolutamente todos, nacimos de una madre y está en la naturaleza humana tratar de averiguar nuestros orígenes cuando no los conocemos. Además, con sus palabras, siento que el señor trata de quitarle valor a la importancia de las mamás, pues parece que para él son una especie de accesorio, prescindibles. Es como si quisiera convencerse a sí mismo y a los demás de que sus pequeños no necesitan a su mamá. Ni por asomo trato de decirle a Morán cómo criar a sus hijos o la manera en que debe llevar su vida.
Hasta donde sé, por lo que él ha escrito en redes, sus gemelos fueron concebidos en un laboratorio con su esperma y el óvulo de una mujer que no sabe quién es él. El óvulo fecundado fue luego implantado en otra mujer, que fue la que dio a luz. Señala que ambas renunciaron ante un juez a cualquier derecho sobre los menores. Es decir, fue él quien decidió tener la paternidad exclusiva, aunque siento que no me parece muy justo para las criaturas que, porque él así lo quiso, crezcan sin el calor de una madre, sin ese abrazo tan natural y único, tan extraordinario, con que una mamá consuela a su niño cuando llora.
Pero, repito, no le voy a decir cómo llevar su vida. En lo que sí no estoy de acuerdo es en que publique videos de ese tipo, lanzando falacias como esa sobre las madres. Los que amamos a nuestra mamá, los hombres que vemos felices a nuestra esposa cuidando y dando amor a nuestros hijos, jamás podremos estar de acuerdo con sus afirmaciones. Por eso veo en Twitter y otras redes sociales la ola de críticas que recibe, incluidas de personas conocidas como Gisela Valcárcel. La andanada de cuestionamientos es enorme y leo algunas que me llaman la atención.
Por ejemplo, un internauta lo acusa de usar a sus hijos, que son pequeñitos, en su activismo, y para probarlo publica fotografías de Morán con sus niños vestidos con chompas con los colores del arcoíris, los mismos que él utiliza siempre. Respeto todas las opiniones y formas de actuar, respeto el pensamiento de Morán aunque no lo comparta, pero él también debería respetar a los demás, pues no puede descalificar a una madre llamándola ‘una imposición’”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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