El fotógrafo Gary llegó al restaurante por unos ricos tallarines verdes con un churrasco encima y su quesito parmesano. También se pidió una taza de anís bien caliente para bajar la grasita. “María, llegó a la Redacción elegantemente vestido el periodista y marketero ayacuchano Malcom Mendocha, quien siempre está al lado de grandes personalidades del país y el mundo. Me vio y me dijo: ‘Gary, recuerdo que estaba tomando desayuno con el ‘Negro lindo’, Augusto Ferrando, en su casa de Magdalena y me pidió un favor, que ubique a su sobrina Lucía de la Cruz para que le cante a unos compatriotas en Miami, donde ‘La Peña Ferrando’ se iba a presentar. Ella, luciendo una infartante silueta y enorme carisma, me contó: ‘Hermano, es difícil olvidar mi barrio chorrillano, viendo doblar la espalda a mi madre, lavando ropa a domicilio. Yo la ayudaba a colgar las prendas ajenas y aprovechaba para cantar unos valsecitos y mi papá aplaudía’. Se le partió el alma recordando que su padre, modesto pescador, murió en sus brazos. La talentosa adolescente, con el permiso de un juez de menores, logró debutar en ‘El Parral’ del Rímac. Luego corría a ‘El Sabroso’ del Callao para apoyar con la comida de casa.
Alborotó las calles de Estados Unidos con la presencia de admiradores peruanos. Una entrañable vecina la abordó: ‘Debiste ganar el Festival de Ancón con ‘Vieja limeña’’. Ahí se encumbró compitiendo con un jovencito Ricardo Montaner. No pudo con su genio. Se acercó a un turista y susurrándole al oído le dijo: ‘Ven guapo, soy Lucía, quiero que estés conmigo’. Además, le estampó un beso en el cachete. El ‘colorado’ se mató de la risa. Otro día, con genuina sencillez, me invocó: ‘Acompáñame a Ciudad del Pescador, voy a cantar gratis a los bravos hombres lobos de mar en su día’. Conmovida, brindó con botella en mano y evocó: ‘Fue dura mi infancia y nunca faltó un plato grande con sopa de choros y pescado humilde, por eso tengo aguante’. Comiendo en Barranco tomó una copa de vino y se le iban los ojos por un chico apuesto. ‘Tuve relaciones tormentosas, pero el único esposo fiel y rendidor fue Percy y me dejó a nuestra bella Xiomara’, recordó y empezó a llorar con nostalgia. Ni la cruel diabetes que padece le impide seguir encandilando sus noches de bohemia, al compás de ‘Yo perdí el corazón’, ‘Cada domingo a las doce’, ‘Frente a frente’ y otras grandes canciones. Se mantiene en el corazón del pueblo que la ha adoptado como la mejor cantante criolla del Perú’”. Pucha, el señor Mendocha siempre está con los grandes. Me voy cuídense.
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