
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un lomito al jugo con papas fritas doradas, arroz graneadito y, para tomar, una hierbaluisa caliente. “María, la violencia delincuencial en el país ya no conoce de límites. Detonan bombas en el interior de los buses con pasajeros, incendian negocios, asesinan a mototaxistas por cupos de 5 soles y hasta se meten con los niños.
Causa indignación ver el video del asalto que pistoleros perpetraron a un pequeño local de venta de pollo broaster. En el interior estaba un niño de diez años que fue a comprar y quedó aterrado al ver a los criminales armados amenazando de muerte a todos.
El pequeño decía en medio del atraco y al borde de las lágrimas que no quería morir. Angustiado, ofreció entregar a los hampones los seis soles que tenía y cuando intentó salir a la calle se lo impidieron. Ese niño está traumado y urge que reciba ayuda psicológica.
La inseguridad es gravísima. Todos los días asesinan a personas inocentes: padres de familia, trabajadores, estudiantes, comerciantes. Y la presidenta Dina Boluarte tiene la desfachatez de decir que está dejando la valla bien alta al próximo gobierno. Parece una burla cruel, pero no es así. La señora lo dice en serio. Encima, se sube el sueldo a 35 mil soles, algo que los congresistas, también angurrientos, aprovecharon para introducir el proyecto de ley para que los diputados y senadores que elegiremos el próximo año ganen esa cantidad.
Es que varios de los actuales parlamentarios se van a lanzar de nuevo al Congreso y están desesperados por engordar más la billetera. Esa es la clase de políticos que tenemos, ese es el nivel moral de toda esta gente que solo piensa en exprimir al Estado hasta la última gota. No tienen vergüenza.
Lo peor es que la delincuencia va a seguir avanzando y se volverá más violenta aún, porque no se está haciendo nada en serio para detenerla. Ojalá el próximo presidente tenga los pantalones para enfrentar esta crisis como debe ser”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.








