Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un escabeche de bonito con su arrocito graneado, huevito duro y rocotito molido. Para tomar pidió una jarrita de limonada. “María, por el trabajo en Trome nosotros recorremos la ciudad de punta a punta todos los días. Y en estos últimos tiempos he visto una característica cada vez más preponderante en los choferes: el estrés y la violencia.
La gente conduce nerviosa, apurada, malhumorada. Tocan el claxon como alocados cuando hay luz roja en el semáforo, insultan a los otros conductores porque suponen que van lento y manejan como si estuvieran en una pista de carreras o los llevara el diablo.
Hay que tranquilizarse, no sea que en una de esas peleas inútiles y sin sentido salga un energúmeno con una pistola o un cuchillo y lo mate. Hay que manejar pensando siempre en que nuestra familia nos espera en casa. En que nuestros hijos necesitan algo de nosotros y en cumplir nuestros sueños. Ciertamente la crisis económica, la falta de dinero y trabajo nos ponen los pelos de punta, pero hay que serenarse, respirar hondo y reír más.
El año pasado un taxista murió acuchillado por un venezolano limpiaparabrisas, porque no le dio unas monedas por su trabajo. La víctima se pudo quedar sentada en su carro, pero decidió bajar y enfrentarse al extranjero, quien le quitó la vida. Según el Ministerio de Salud, más de seis millones de peruanos requieren atención médica relacionada a problemas de salud mental. Y cerca del 20% de habitantes de nuestro país padecería trastornos de depresión, ansiedad, estrés u otros más complejos que derivan en adicciones y episodios de violencia. Importante dato para darnos cuenta de cómo estamos, lo que se agrava con esta crisis económica y este desencanto producto de un mal gobierno. Sigue estos consejos:
- Recuerda que conducir no es una competencia. Maneja tranquilo, respetando las normas de tránsito y sin mirar a los demás.
- Pon algo de música. Eso relaja bastante y si cantas, mejor. La música alegra el alma, ya lo sabes.
- Deja tu teléfono de lado. No atiendas llamadas ni leas mensajes. Espera a detenerte y si es urgente, oríllate y mira la pantalla.
- Aléjate de los conductores agresivos. No les hagas caso. Toma otra ruta o déjalos que se adelanten. No malogres tu día por un loco.
- Evita salir tarde de casa. Cuando estás apurado te estresas y puedes ponerte nervioso. Y menos lo hagas en horas punta. Llama para decir que llegarás tarde.
- Calma los pensamientos ansiosos. Piensa mejor en cosas bonitas. Como el dibujo que te hizo tu hija o la comida que te preparará tu mamá cuando la visites”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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